Las rumiaciones obsesivas durante el duelo cumplen una función, ¿sabes cuál es?
El duelo por la pérdida de un ser querido es una de las experiencias más dolorosas que podemos atravesar en la vida. Afrontar que esa persona no estará más a tu lado y aceptar la nueva realidad lleva tiempo y esfuerzo. Cada persona lo hace como mejor sabe o puede. No todos son capaces de afrontar esta etapa como una transición necesaria para la aceptación de la muerte, hay quienes permanecen estancados en algunas de las fases del duelo o recurren a mecanismos de afrontamiento para intentar lidiar con la pérdida. Uno de estos mecanismos son las rumiaciones obsesivas.
Las rumiaciones obsesivas son un recurso de la mente que intenta dar respuesta a algunas de las interrogantes en relación con la pérdida y, en cierta medida, tiene un efecto “protector” frente al dolor que implica aceptar la muerte y seguir adelante. Sin embargo, lo cierto es que lidiar con esa serie interminable de pensamientos intrusivos que acuden una y otra vez a la mente no solo puede generar un enorme malestar psicológico, sino también puede impedir continuar con el duelo y afrontar la pérdida. Te contamos cómo identificar este tipo de rumiaciones obsesivas y cómo puedes gestionarlas.
¿Qué son las rumiaciones obsesivas?
Las rumiaciones obsesivas en el duelo no son más que esa serie de pensamientos intrusivos relacionados con la muerte que acuden a la mente de manera repetitiva sin derivar en una conclusión válida, por lo que pueden generar un enorme malestar emocional y/o ansiedad. En palabras de la psicoterapeuta experta en duelo Alba Payàs son un “mecanismo de afrontamiento que se caracteriza porque el doliente focaliza la atención en los aspectos difíciles o negativos de manera repetitiva y pasiva” y “se manifiesta como un monólogo verbal interior donde la persona en duelo está hablando consigo misma, con otro o con algo…o bien da vueltas y más vueltas a detalles sobre alguna situación concreta buscando elementos, respuestas o significados”.
Básicamente, se trata de pensamientos intrusivos que aparecen una y otra vez, independientemente de la voluntad de la persona, que se centran en aspectos inaceptables sobre las circunstancias de la pérdida y sus consecuencias., Estos pensamientos pueden ser de diversa índole y variar de una persona a otra, pero por lo general se enfocan en:
1. Explicar o justificar la muerte.
Son las rumiaciones obsesivas que se relacionan con el ¿cómo fue? o ¿qué pasó? como, por ejemplo, “¿por qué no estuvo atento al cruzar la calle?”, “no lo merecía” o “¿por qué nadie lo ayudó?”.
2. Identificar a un responsable por la muerte.
Muchas personas que pierden a alguien querido suelen tener pensamientos intrusivos sobre el o los responsables de la muerte. En estos casos pueden llegar a pensar “es mi culpa” o “la culpa es de…”.
3. Encontrar un significado.
Otros de los pensamientos intrusivos más comunes en el duelo suelen ser aquellos que intentan encontrar un significado a lo sucedido como, por ejemplo, ¿por qué Dios lo permitió?, “¿por qué le ha sucedido a él/ella?” o “no tenía que ser así”.
4. Resaltar los síntomas negativos.
Incapaces de afrontar la realidad, muchas personas se regodean en el dolor como mecanismo para aceptar la pérdida con pensamientos como “no puedo soportarlo”, “no podré sobreponerme jamás” o “no puedo vivir sin él/ella”.
5. Recrear otros desenlaces.
Muchas personas que han perdido a alguien cercano se debaten inútilmente imaginando qué habría sucedido si…, por lo que es común que les invadan rumiaciones obsesivas como “si hubiese hecho…podría haberlo evitado” o “si pudiese volver atrás”.
¿Cuál es la función de las rumiaciones obsesivas en la gestión del duelo?
Las rumiaciones obsesivas son una reacción natural durante el proceso de duelo, una estrategia de la mente para adaptarse al dolor de la pérdida y superar la ruptura de ese vínculo. Suelen aparecer en muchas personas durante los primeros días tras la pérdida como un mecanismo de afrontamiento que les permite gestionar el impacto de la noticia, así como la confusión y la sensación de irrealidad que esta genera. Básicamente, surgen con la intención de proteger a la persona del impacto emocional de la pérdida y sus consecuencias, haciendo que se centre en aspectos puntuales como la culpabilidad o los sentimientos negativos en lugar de la visión general de los acontecimientos ya que esto supondría tener que aceptar la muerte y la nueva realidad, lo que podría generar un alto coste emocional en ese momento.
Básicamente, los pensamientos rumiativos actúan como una especie de defensa frente a la ansiedad que genera la pérdida, ocasionada por la represión del dolor, la culpa o la ira, mientras que la obsesión es el recurso que utiliza la mente para evitar los sentimientos conflictivos y confusos. En muchos casos, estos pensamientos intrusivos aparecen como resultado de la confusión mental que causa la ruptura del vínculo y la seguridad afectiva con la persona que ha muerto, en un intento de recuperar el control sobre dicha experiencia emocional.
De hecho, las rumiaciones obsesivas cumplen un rol mucho más importante de lo que pensamos en la elaboración del duelo ya que facilitan la comprensión, aceptación y gestión de la pérdida, ayudando a la persona a seguir adelante y adaptarse a la nueva realidad. Según Alba Payàs, esto gracias a que las rumiaciones obsesivas en el duelo:
1. Mejoran la predictibilidad del futuro.
Los pensamientos intrusivos en el duelo ayudan a la mente a repasar las circunstancias de la muerte para comprender mejor los acontecimientos y así, mejorar la predictibilidad de otras pérdidas en el futuro con el objetivo de autoprotegerse. En palabras del psicólogo y profesor Csikszentmihalyi las rumiaciones obsesivas “son adaptativas en el sentido de que aumentan las posibilidades de supervivencia al mejorar así la anticipación de situaciones peligrosas”.
2. Ayudan a encontrar un significado a la pérdida.
Otra de las funciones de las rumiaciones durante el duelo radica en ayudar a conferir un significado a la pérdida que nos ayude a comprender lo que ha sucedido, en un intento de controlar la situación. De esta manera, la mente vuelve una y otra vez sobre las circunstancias de la muerte para encontrar detalles que permitan conferir un sentido a la muerte.
3. Contribuyen a superar la culpa.
Las rumiaciones obsesivas relacionadas con el sentido de culpabilidad tienen la función de ayudar a perdonarnos a nosotros mismos y hacer que nos sintamos buenas personas ya que, si nos sentimos culpables es porque en realidad le queríamos. También es una manera de seguir siendo fiel a la otra persona y sentir que en realidad no le hemos fallado.
4. Facilitan la continuidad del vínculo.
Una de las funciones más importantes de las rumiaciones obsesivas es su rol como facilitadoras del vínculo con la persona ausente. Tener pensamientos intrusivos sobre su muerte es una manera de seguir en contacto con esa persona, lo cual puede resultar realmente reparador sobre todo en los casos en los que no se ha tenido la oportunidad de despedirse o no se está preparado para seguir adelante.
5. Brindan un sentido de control y estabilidad.
El dolor y la incertidumbre que genera la pérdida de un ser querido pueden llegar a desestabilizar el mundo de cualquier persona. En estos casos, las rumiaciones obsesivas contribuyen a atenuar toda esa confusión mental y a desviar la atención del panorama general en un intento de recuperar el control y estabilizar las emociones y la situación.
6. Protegen frente al dolor.
Los pensamientos intrusivos durante el duelo también ayudan a atenuar el dolor emocional, desviando la atención sobre el mismo. El hecho de que sean estos pensamientos los que inundan la mente de la persona evita que pueda concienciar el profundo dolor que experimenta, dejando que el paso del tiempo actúe para entonces poder afrontarlo.
7. Confieren estabilidad a un ego dependiente.
Las rumiaciones obsesivas también pueden conferir estabilidad a las personas vulnerables emocionalmente, sobre todo aquellas que mantenían una relación afectiva dependiente de quien ha muerto. Esto ya que generan una mayor sensación de seguridad interna que permite hacer frente a esa ruptura afectiva.
¿Cómo gestionar las rumiaciones obsesivas durante el duelo?
Las rumiaciones obsesivas desempeñan una función adaptativa durante el duelo que ayuda a afrontar la situación y atenuar el dolor, pero cuando estos pensamientos intrusivos no se gestionan adecuadamente y persisten en el tiempo pueden geerar un profundo malestar emocional, aumentando el riesgo de desarrollar ansiedad generalizada. Esto además de obstaculizar la adecuada elaboración del proceso de duelo.
Por eso, es importante gestionar la aparición de estos pensamientos para evitar que se conviertan en un problema a largo plazo. Para ello, puedes acudir a un psicólogo que te brinde los recursos psicológicos necesarios para afrontar el duelo de manera sana, pero además puedes poner en práctica algunas recomendaciones prácticas que te ayuden a superar estas rumiaciones.
1. Analiza y comprende las rumiaciones obsesivas
Para gestionar las rumiaciones obsesivas es importante que comprendas qué son esos pensamientos, de dónde provienen y cuál es su función en el duelo. Más allá de verlos como un enemigo que te impide seguir adelante e intentar evitarlos a toda costa, analiza por qué tienes este tipo de pensamientos intrusivos. ¿Por qué te culpas una y otra vez por la muerte de tu ser querido cuando sabes que, en realidad, no podías hacer nada para evitarlo? ¿Por qué recuerdas continuamente la última vez que lo viste cuando sabes que eso no arreglará nada? Comprender que esos pensamientos son, en realidad, un mecanismo para afrontar la pérdida es el primer paso para gestionarlos.
2. Ponles nombre a esos pensamientos intrusivos
Las rumiaciones obsesivas se presentan en el duelo en forma de ideas repetitivas, y muchas veces inconexas, que irrumpen en tu mente cuando menos lo esperas. Aprender a identificarlas y ponerles un nombre te ayudará a ser consciente del tipo de pensamiento defensivo que estás teniendo que, en realidad, no es más que una manifestación de las emociones que experimentas. Identifica si se trata de un pensamiento que expresa culpabilidad, dolor, ira o sensación de indefensión. De esta manera, podrás comprender mejor por qué piensas en ello continuamente y empezarás a dilucidar lo que se esconde detrás de esas rumiaciones.
3. Habla con alguien de tu entorno sobre esos pensamientos
Verbalizar las rumiaciones obsesivas puede tener un enorme poder liberador ya que no solo te ayuda a identificar qué es lo que en realidad te afecta y/o preocupa, sino que contribuye a que puedas poner orden en tu mundo interior. Para ello, habla con alguien cercano de tu entorno para desahogarte y solicita los servicios de un psicólogo para superar esas ideas, fantasías o imaginaciones que pasan por tu cabeza continuamente. Esto te puede ayudar a aliviar la ansiedad y el malestar psicológico, a la vez que contribuye a que le des un sentido y un orden coherente a todo lo que estás experimentando.
4. Distráete y busca otras maneras de canalizar dichas rumiaciones
Distraer tu mente en tareas cotidianas o que te resulten placenteras puede ayudarte a evitar las rumiaciones obsesivas que acuden continuamente a tu mente, o al menos a aliviar el malestar emocional que generan. Sin embargo, si quieres controlar estos pensamientos a largo plazo también es importante que encuentres otras maneras de canalizarlos como, por ejemplo, hablando con la persona a la que responsabilizas por la muerte de tu ser querido o cumpliendo esa promesa pendiente para demostrar cuánto le sigues amando. La idea radica en encontrar otras maneras de manifestar esas emociones para que dejen de presentarse en forma de pensamientos.
5. Mantén tu mente en el presente
Otra manera de gestionar los pensamientos intrusivos relacionados con tu pérdida consiste en enfocar tu mente en el momento presente con técnicas como la meditación mindfulness, los ejercicios de respiración consciente o de relajación progresiva. Es una manera efectiva de detener el flujo incesante de ideas rumiativas y hacer que tu mente se concentre en el momento presente. De esta manera, no solo podrás reducir el malestar emocional y la ansiedad, sino que tendrás un mayor control sobre tus pensamientos.
Y si, a pesar de implementar estas recomendaciones, sientes que no puedes detener las rumiaciones obsesivas y estas te provocan un enorme malestar, recurre a un psicólogo que pueda brindarte los recursos necesarios para afrontar los pensamientos intrusivos y elaborar un duelo que te permita superar tu pérdida.
Puedes contar con un psicólogo online en Therapyside para seguir profundizando en tus emociones, priorizarte y cuidar tu bienestar psicológico. Si este artículo te ha ayudado a comprender mejor este tema, ¡esperamos que te sientas más empoderado para vivir una vida sin limitaciones!