Viajar solo y otros hitos de la juventud
Como dice la canción “solo se vive una vez”. Muchas de las experiencias que vivimos no se repiten y, justo por eso, se convierten en inolvidables. Viajar solo, tener una pareja estable, cuidar una mascota y hasta tu primera montaña rusa, son cosas que por lo general suceden en la juventud: en este período eres mucho más consciente de todo que durante la niñez y tienes muchas más ganas de explorar el mundo que en la adultez.
La gran ventaja de estos hitos de la juventud, como viajar solo, es que siempre podrás recordarlos y emplearlos a tu favor: para afianzar tus convicciones, para desarrollarte como persona, para llenar tu mente de imágenes felices en momentos en los que tu ánimo decaiga, para aconsejar a otros desde la experiencia… en fin, para seguir viviendo.
En este artículo vamos a señalar algunos de esos hitos y cómo impactan en tu día a día, incluso años después de haberlos vivido.
1. Tu primera pareja
No hablaremos del primer beso o del primer novio en preescolar. Hablaremos de esa primera pareja “seria” con la que te has planteado un futuro. Tu primera pareja te enseña mucho de ti en muchos sentidos.
Lo primero, aprendes a elegir a alguien en concreto para compartir momentos que de otra manera disfrutarías en solitario o con tu grupo de amigos; esto te convierte en una persona más selectiva.
Por otro lado, desarrollas una habilidad para establecer normas y crear una dinámica financiera concreta: ¿Pagáis siempre a la mitad? ¿Una vez tú y otra vez tu pareja? ¿Paga quien esté mejor económicamente en un momento determinado? Con esto trabajas el desapego por lo material al tiempo que aprendes a optimizar tu tiempo y tu dinero.
Un tercer aspecto sumamente relevante es el momento de conocer a la familia de tu pareja: aprender y respetar las normas y costumbres de una institución siempre te ayuda a fortalecer tu escala de valores. Abrir las puertas de tu hogar a alguien de fuera te enseña a ser una persona más atenta y solidaria.
Como ves, tu primera pareja “seria” -acabes o no con ella- te hace dar pasos que te ayudarán a definir qué tipo de familia te gustaría formar en un futuro.
2. Tu primer empleo
Guarde relación con tu profesión futura o no, tu primer empleo seguro que te ha dejado huella. Una vez que aprendes que vivir implica gastar y que el dinero no crece en los árboles, lo que sigue es una sucesión de lecciones de vida que te harán muy consciente de lo que vales como ser humano.
Encontrar un primer empleo significa tocar puertas para intentar convencer a desconocidos para que crean en un talento que dices que tienes. Lo que sigue es demostrar ese talento y otras virtudes como tu implicación o tu espíritu de equipo. Además, tu primer empleo en muchos casos pone a prueba tu vocación y te convence -o te disuade- del camino que creías que querías tomar.
Aspirar a otro empleo, dimitir para tomar una oportunidad que te parece mejor, o ser despedido, te servirá como ejercicio de optimismo y humildad para el futuro: a veces los sueños se cumplen pero, para que se cumplan, es necesario invertir una gran cantidad de esfuerzo.
De esta manera, tu primer empleo te ayudará a aceptar los retos y los cambios sin venirte muy arriba o muy abajo, comprendiendo que no puedes ser la persona con más talento en todo, pero sabiendo que vales mucho y terminarás encontrando tu lugar.
3. Tu primera mascota
En este caso no nos referimos a ese pollito que te pidieron una vez en el cole o al pez que tu padre te compró para que dejaras de pedirle un perro (y que estuvo al cuidado de tu madre hasta el final de su corta vida en su acuario). Hablamos de esa primera mascota que has elegido tú, de la que te has hecho cargo tú, desde hacerte con ella hasta correr a una urgencia veterinaria.
Tu primera mascota pondrá tu responsabilidad a prueba cada día: despertarte un poco antes para ocuparte de ella, recordar darle de comer, incluir sus necesidades en tu presupuesto semanal, jugar con ella, cancelar planes para intentar acompañarla más tiempo… todo esto te enseñará que compartir tu vida con alguien más representa sacrificios, pero que el amor y el compromiso pueden con eso y con más.
Adicionalmente, las lógicas barreras de comunicación existentes entre tu mascota y tú te ayudarán a ponerte en la piel del otro, a empatizar con mayor facilidad y a no sentirte mal por tener que alcanzar algunos conocimientos por la vía de “prueba y error”.
Tu primera mascota te enseñará a dar mucho sin esperar nada a cambio, a ser consecuente con las responsabilidades que asumes y a entender a los demás, incluso si no se están expresando en tu mismo código.
4. Tu primera montaña rusa
Pocas cosas producen tanta adrenalina como tu primera vez en un parque de atracciones. Pero, más allá de eso, cuando asumes el reto de subir a una montaña rusa en tu juventud, inconscientemente estás dando muchos pasos que te ayudarán en el día a día.
Para empezar, confías en un sistema, el del parque, en los operarios de la atracción, en tus amigos que funcionan como instigadores para que vayas a por ello.
También confías en ti mismo: te reconoces como alguien capaz de exponerse a una dosis de emoción muy intensa y gestionarla adecuadamente.
Tu primera montaña rusa es un hito de la juventud que puedes recordar cuando necesites hacer un ejercicio de confianza, especialmente, en esos momentos en los que sientes que tu vida te supera, que va más rápido que tú.
5. Tu primera aventura de "viajar solo"
Da igual cuantas vacaciones familiares, viajes con amigos y escapadas románticas hayas hecho. Descubrir lugares solo te cambia la vida y la manera de viajar, especialmente si lo haces en tu juventud.
Cuando haces un viaje solo, aprendes que el turismo no sólo consiste en ir a los sitios que se consideran turísticos: tú mandas sobre tu tiempo y puedes diseñar tu propia aventura. Viajar en solitario te estimula para crear tu propio recorrido y hacer caso a tus deseos, sin tener que ceder ante nadie más. Esto fortalece tu poder de decisión y te separa del impulso de seguir modas o vivir según las reglas de otras personas.
Además, al no viajar acompañado tienes más oportunidades de conocer gente nueva: ya sea conversando en un bar, preguntando una dirección o pidiendo opinión sobre algo a un desconocido, el primer viaje a solas te enseña a iniciar conversaciones con personas con las que -a priori- sólo tienes en común el hecho de estar en el mismo momento y lugar.
Viajar solo por primera vez te aporta algo que de otra manera cuesta mucho conseguir: independencia. Disfrutar de tu compañía es algo que solo se aprende en la medida en la que se pone en práctica. Gracias a esta experiencia, podrás vencer obstáculos como la timidez o la dependencia emocional.
Estas cinco experiencias no son las únicas cosas de tu juventud que te acompañarán de por vida. Cada persona es un mundo y quizás a ti te han marcado muchas otras situaciones. Lo importante es saber que, en esos momentos en los que sientes que pierdes un poco de vista quién eres, puedes reflexionar, mirar dentro de ti, y recordar vivencias que te inspiren para todo lo que está por llegar.
Si tienes muchos sueños y metas pero algo dentro de ti te impide dar el paso que necesitas para hacer que las cosas sucedan, quizás la ayuda de un profesional pueda ser el empujón definitivo para que disfrutes plenamente de tu vida.
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