Ansiedad mientras duermes: cómo se manifiesta y cómo afrontarla
Te acuestas K.O., con la esperanza de descansar, pero tu mente no se calla. Das vueltas en la cama, recuerdas cosas que te preocupan, o simplemente sientes una presión en el pecho que no sabes de dónde viene. Otras veces, te despiertas de golpe con el corazón latiendo fuerte, sudando y sin saber por qué.
¿Te suena? Pues no eres la única persona que vive esto. Cada vez más gente sufre ansiedad durmiendo, una forma de malestar emocional que aparece justo cuando más tranquilidad necesitas.
Esta ansiedad nocturna puede adoptar distintas formas: insomnio por ansiedad, ataques de ansiedad durante la noche, o sensación de que “me despierto muchas veces por la noche” sin motivo.

¿Qué es la ansiedad nocturna y por qué ocurre?
La ansiedad durmiendo, también conocida como “ansiedad nocturna”, es un estado de activación mental o emocional que aparece justo antes de dormir o mientras estás dormido. Aunque el entorno está en calma, tu mente sigue funcionando como si hubiera una amenaza real.
Esta forma de ansiedad no siempre es fácil de identificar porque no sigue las reglas típicas del estrés diurno. Por la noche, el silencio, la oscuridad y la falta de distracciones pueden hacer que los pensamientos más profundos emerjan con fuerza.
Causas más comunes:
- Estrés acumulado no gestionado durante el día.
- Anticipación negativa: miedo a no dormir, a tener un mal día, a perder el control.
- Traumas pasados o problemas no resueltos que se activan al cerrar los ojos.
- Malos hábitos de sueño, como usar pantallas, cenar tarde o trabajar desde la cama.
- Trastornos de ansiedad que se manifiestan con más intensidad por la noche.
Consecuencias de no dormir bien:
- Fatiga crónica: te levantas cansado, sin energía para afrontar el día.
- Dificultad para concentrarte: tu rendimiento en el trabajo o los estudios se ve afectado.
- Cambios en el estado de ánimo: aumentan la irritabilidad, la tristeza o la inestabilidad emocional.
- Mayor riesgo de depresión: puede que te cueste diferenciar entre ansiedad y depresión, pero la falta de sueño afecta a tu estado emocional y favorece síntomas depresivos (tristeza, pesimismo, anhedonia…).
- Aumento de la ansiedad: no dormir bien activa el sistema de alerta, haciendo que vivas en un estado de tensión constante.
- Problemas físicos: el insomnio continuo afecta al sistema inmunológico, a la salud cardiovascular, puede causar y empeorar problemas endocrinos, puede alterar el apetito…
Romper este ciclo de no dormir bien y sus consecuencias es fundamental para tu salud mental. La buena noticia es que cuanto antes se identifique el problema, más fácil es recuperar el equilibrio y volver a dormir bien.
Cómo se manifiesta la ansiedad mientras duermes
Las formas en que se presenta la ansiedad durmiendo son muy diferentes entre sí. Aquí te detallamos las más frecuentes:
Insomnio por ansiedad: cuando la mente no se apaga
El insomnio por ansiedad se manifiesta cuando tu cuerpo está agotado, pero tu mente no deja de pensar. El motivo por el que no duermes puede ser el propio miedo a no dormir.
Síntomas comunes:
- Tardas más de 30 minutos en conciliar el sueño.
- Te invaden pensamientos sobre el futuro (lo agotado que estarás mañana, la reunión del mes que viene…), errores del día o sensaciones de amenaza.
- La frustración por no dormir alimenta aún más la ansiedad.

Despertares nocturnos: me despierto muchas veces por la noche
Otra manifestación de la ansiedad es despertarse repetidamente sin motivo aparente. A veces, es el propio cuerpo el que interrumpe el sueño por estar en un estado de hiperalerta.
Indicadores claros:
- Te despiertas repentinamente varias veces durante la noche.
- Mientras estás despierto, sientes ansiedad o incomodidad.
- Te cuesta mucho relajarte y no puedes volver a dormir.
Ansiedad al despertar: comenzar el día con inquietud
Algunas personas no experimentan tantos síntomas al acostarse, pero sí al abrir los ojos por la mañana. La ansiedad al despertar puede llegar a condicionar todo tu día.
Síntomas frecuentes:
- Te despiertas con el corazón acelerado.
- Sientes una presión en el pecho o un nudo en el estómago.
- Empiezas el día con pensamientos negativos o con sensación de tener prisa constantemente.
Ataques de ansiedad durmiendo: cuando el descanso se interrumpe
Un ataque de ansiedad durmiendo es una reacción intensa del sistema nervioso que aparece durante el sueño, causando un despertar brusco.
Síntomas característicos:
- Al despertar, experimentas sudoración, temblores o taquicardia. También podrías sentir dolor en la mandíbula o la cabeza, debido al conocido bruxismo (rechinar o apretar los dientes mientras duermes).
- Sensación de asfixia o de que algo malo va a pasar.
- Miedo a volver a dormir por si ocurre otra vez.
Estos episodios suelen ser el reflejo de un sistema de alerta hiperactivado, a veces asociado a experiencias traumáticas no gestionadas o al estrés crónico.
Consejos para gestionar la ansiedad nocturna y mejorar el descanso
Adoptar nuevos hábitos puede marcar una gran diferencia en tu calidad de sueño. Aquí tienes algunos consejos para calmar la ansiedad:
Evita las sustancias excitantes
- No consumas cafeína, bebidas energéticas, refrescos o té después de las 17:00.
- Limita el alcohol: puede inducir el sueño, pero lo vuelve más frágil durante la noche.
- La nicotina, aunque para los fumadores pueda resultar “relajante”, en realidad excita el sistema nervioso. Evita fumar por la noche o cerca de la hora de acostarte.
La cena, mejor ligera
- Cena al menos 2 horas antes de ir a dormir.
- Opta por cenas suaves y fáciles de digerir. Los alimentos ricos en triptófano (pollo, huevos, cereales, verduras cocinadas…) favorecen el sueño.
- Evita alimentos grasos, ultraprocesados, picantes o muy azucarados.
No practiques ejercicios cardiovasculares por la tarde o la noche
- El ejercicio activa el sistema nervioso; mejor hacerlo por la mañana. Con 30 minutos al día de ejercicios de fuerza y/o actividad cardiovascular es suficiente para mejorar tu calidad de sueño.
- Por la tarde-noche elige actividades suaves como yoga o dar un paseo.
- Evita entrenamientos de fuerza o cardiovascular intensos al menos 3 horas antes de irte a dormir.
Si duermes siesta que sea corta
- Si necesitas dormir siesta para recargar algo de energía, es mejor dormirla después de comer. Evita las siestas cerca de la hora de dormir, ya que pueden afectar al sueño por la noche.
- Máximo 10-20 minutos para no entrar en un sueño profundo.
- Mejor no dormir siesta si tienes dificultades para dormir de noche o si sufres algún trastorno del sueño (insomnio, apnea del sueño…).
Sigue un horario regular
- Intenta acostarte y levantarte siempre a la misma hora, incluso el fin de semana.
- Crea una rutina de relajación nocturna: lectura, música suave, ducha tibia.
- No cambies mucho tus hábitos de sueño los fines de semana, así te será más sencillo volver a la rutina el lunes. Si te levantas más tarde, intenta no superar las 2 horas de tu horario habitual de descanso. Recuerda que el fin de semana no recuperas el sueño perdido
Poca luz en el dormitorio
- Usa cortinas gruesas o antifaz.
- Evita encender las lámparas y luces de techo por la noche: inhibe la melatonina, hormona necesaria para la conciliación y el mantenimiento del sueño.
- Apaga pantallas y evita la luz azul (móvil, tablet, portátil…) al menos una hora antes de dormir.
No trabajes en la cama
- Usa la cama solo para dormir o mantener relaciones.
- No trabajes en la cama, o tu cerebro asociará la cama con el trabajo y el estrés laboral, no con la relajación.
- Si tardas en dormirte o te despiertas en mitad de la noche, no te quedes demasiado tiempo en la cama sin dormir. Sal de la habitación, haz algo relajante (leer, escuchar música tranquila, respiración…) y vuelve a la cama cuando tengas sueño.
¿Cuándo buscar ayuda profesional especializada en trastornos de ansiedad?
No esperes a que el problema se vuelva insoportable y crónico. Pedir ayuda cuando notas que tu descanso está alterado puede ahorrarte meses (o años) de sufrimiento.
Consulta con un psicólogo para tratar la ansiedad si:
- Sufres ansiedad durmiendo más de tres veces por semana.
- Tu rendimiento laboral o tu estado emocional se ven afectados por la falta de sueño.
- Has probado varios remedios para dormir sin éxito.
- Tienes insomnio por ansiedad o miedo a dormir.
- Experimentas ataques frecuentes de ansiedad mientras duermes…
Un psicólogo puede ayudarte a comprender los mecanismos de tu ansiedad y enseñarte herramientas prácticas para desactivarla. Las terapias más efectivas incluyen:
- Terapia Cognitivo-Conductual (TCC): identifica y ayuda a gestionar los pensamientos negativos automáticos.
- Mindfulness: te entrena para observar sin juicio lo que ocurre en tu mente.
- Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT): reduce la lucha con el insomnio y mejora la flexibilidad psicológica.
Encuentra ayuda con un psicólogo online
Buscar ayuda profesional es el primer paso para recuperar el descanso y la tranquilidad. Además, es importante saber que, en muchos casos, la ansiedad durmiendo también puede ir acompañada de síntomas depresivos. La falta de sueño afecta el estado de ánimo, y la tristeza prolongada puede hacer que el descanso se vuelva cada vez más difícil.
Si notas falta de motivación, pérdida de interés por las cosas o pensamientos negativos en bucle, podrías estar atravesando también un episodio depresivo, y es fundamental tratarlo con un psicólogo especializado en depresión.
Recuerda que dormir no debería parecerse a una batalla contigo mismo cada noche.
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Jorge Mora
Artículo escrito y revisado por Jorge Mora | Psicólogo General Sanitario (col. P-2.112) con enfoque integrador, especializado en trauma, ansiedad y depresión, con amplia experiencia en psicoterapia individual y de pareja.

Isabel Aranda
Artículo escrito y revisado por Isabel Aranda | Graduada en psicología, con n.º de colegiada M-13497. + 10 años de experiencia como psicóloga general sanitaria.