Inteligencia emocional en el trabajo
La inteligencia emocional es la capacidad que una persona tiene para gestionar tus emociones y las de los demás. Si tenemos en cuenta que son las emociones las que mueven nuestras acciones, podemos concluir que la inteligencia emocional en el trabajo es un concepto que cada vez tiene más fuerza.
El capital humano es el alma de una empresa. Las personas somos su principal valor. De ahí que cada vez sea más importante el desarrollo de la inteligencia emocional en el trabajo, puesto que de nuestra habilidad de gestionar las emociones dependen las relaciones en nuestro entorno laboral.
Es verdad que algunas personas son emocionalmente más inteligentes que otras, pero lo mejor es que todos tenemos la posibilidad de desarrollar nuestra inteligencia emocional y en este post te explicamos cómo conseguirlo.
Consejos para que potencies tu inteligencia emocional en el trabajo
#1.- Conócete a ti mismo
Hace más de dos mil años, Sun Tzu ya hizo referencia a la importancia que tiene conocerse a uno mismo. Lo hizo en su conocido libro sobre tácticas y estrategias miliares "El arte de la guerra". Lo que dijo el estratega chino fue: "Si te conoces a ti mismo y conoces a tu enemigo no temas el resultado de mil batallas." Esta táctica militar es perfectamente aplicable a nuestro día a día y nos ayuda a desarrollar nuestra inteligencia emocional.
El autonocimiento te permite saber cómo funcionan tus emociones para saber cuánto te afectan, qué situaciones la provocan y cuál es tu respuesta. Conocerte a ti misma es ser consciente, es saber identificar qué tipo de emociones te ayudan y cuáles te frustran e impiden realizar bien tu trabajo. De esta manera, si identificas la causa, te resulta más fácil evitarla o controlar sus efectos en tu persona.
Las personas que se conocen bien a sí mismas rinden mejor en su trabajo. De ahí la importancia de conocer bien tus fortalezas y tus debilidades. Cuando las conoces puedes trazar una estrategia o un plan para potenciar las primeras y minimizar las segundas.
#2.- Desarrolla tu autocontrol
Cuando te conoces a ti mismo es más fácil que desarrolles mecanismos de autocontrol. Por ejemplo, si sabes cómo te afecta el estrés y la manera que tienes de reaccionar, podrás anticiparte y controlar sus efectos. Primero hay que conocerse para poder controlarse.
De esta manera sabrás gestionar las emociones que son consideradas negativas o dolorosas, como pueden ser la rabia, la desmotivación, la frustración, el abatimiento o la ira. El autocontrol en el trabajo es clave, puesto que te permite reconducir determinadas situaciones o negociaciones con seguridad y sin que las emociones te afecten de forma negativa.
#3.- Aprender a motivarte
Cuando te conoces y te controlas es más fácil automotivarte. Ya sabes cómo gestionar las emociones negativas o dolorosas, por lo que te resultará más sencillo potenciar las positivas o placenteras. Estamos hablando de la ilusión, de la pasión o las ganas. Ten en cuenta que nuestro cerebro está diseñado para primero evitar el dolor y después dar paso al placer.
La mente de una persona con baja motivación personal se centra en aliviar esa emoción dolorosa y hasta que no lo resuelva no se podrá centrar en trabajar con ilusión, mantener una conversación alegre, sonreír de forma sincera o generar ideas que sean creativas. Imagínate la impresión que puedes darle a un cliente si te sientes estresado o no estás motivado, lo más probable es que la negociación no sea exitosa. Lo mismo cuando mantengas una reunión con tu jefe o desarrolles un trabajo en equipo, no podrás dar lo mejor de ti porque no estás ni ilusionado ni motivado.
Para trabajar bien, ser productivo, sentirte feliz y realizado en lo que haces es muy importante que sigas los consejos de la psicología positiva.
#4.- Aprende a empatizar
El camino empieza en uno mismo y continúa en los demás. Desarrollar la inteligencia emocional exige empatizar con el resto de tus compañeros de la empresa. Es importante que sepas cómo se sienten las personas, que conozcas cómo les afectan a ellos las emociones.
La empatía forma parte de la inteligencia interpersonal, que solo podrás desarrollar cuando hayas aprendido a controlar y potenciar la intrapersonal. Si no sabes cómo te afectan a ti las emociones, será difícil que detectes las de los demás.
Las personas que son empáticas descubren con más facilidad las emociones de sus interlocutores. Por ejemplo, podrás saber si un cliente se siente nervioso o inseguro, con lo que podrás cambiar el rumbo de la negociación en un momento dado. Gracias a la inteligencia emocional obtienes información que es muy valiosa para desarrollar bien tu trabajo.
#5.- Desarrolla tus habilidades sociales
Te conviertes en una persona empática cuando descubres lo que siente la otra persona, de manera que influyes en sus emociones. El siguiente paso es desarrollar tu gestión social, es decir, ayudar a los demás a descubrirse, controlarse y potenciar el conjunto de emociones placenteras. Saber cómo motivar al resto para que den lo mejor de sí mismos.
La gestión social es un pilar clave en un líder. Si eres capaz de influir en los demás es porque tienes grandes habilidades sociales. Los profesionales que son persuasivos, que saben cómo motivar, cómo seducir y generar confianza, tienen un gran éxito en su carrera profesional. Son auténticos líderes porque han sabido desarrollar su inteligencia emocional en el trabajo. Sin embargo, para conseguirlo, primero han entrenado su propia inteligencia emocional.
¿Qué hábitos consigues con tu inteligencia emocional?
Un gerente que ha desarrollado su inteligencia emocional en el trabajo sabe lo importante que es conocer bien el entorno laboral. Reconoce los cambios que se producen y los identifica, de manera que sabe transmitir las emociones más oportunas en cada momento. Por ejemplo, sabe si hay que optar por la seriedad, la cordialidad o invitar a la participación. En definitiva, sabe qué hacer para gestionar las emociones del grupo.
Lo mismo pasa con el lenguaje corporal. Las personas emocionalmente inteligentes interpretan los gestos de sus interlocutores, sus posturas, sus miradas y su actitud en general. Esa información es de gran ayuda a la hora de comunicarse con ellos y saber qué decir o cómo actuar en cada momento.
En esa línea está la escucha activa, que es la habilidad de centrar tu atención en el discurso de otra persona y descubrir sus emociones para poder actuar después.
¿Por qué beneficia a la empresa?
El desarrollo de la inteligencia emocional en el trabajo es imperativo para los directivos y los líderes de equipos, pero también lo es para todos los miembros de una organización. Permite gestionar el talento, mejorar la productividad, la toma de decisiones y ofrecer respuestas inmediatas con gran agilidad, así como adaptarse a los cambios que se produzcan. Aquí puedes leer consejos para potenciar el liderazgo.
Además, se trata de una herramienta esencial a la hora de diseñar estrategias de promoción interna, de desarrollo profesional o de reconocimiento. Y si vamos un paso más allá, al igual que te permite analizar a las personas también te ayuda a estudiar los mercados o los negocios. Una habilidad necesaria para desarrollar con éxito estrategias que te permitan identificar emociones y satisfacer las necesidades de los clientes o del público objetivo.
Beneficios de la inteligencia emocional para siempre
Aunque tu objetivo sea desarrollar la inteligencia emocional en el trabajo, lo que realmente estás consiguiendo es mejorarla en todos los aspectos de tu vida. Incorporas hábitos y conductas que te ayudan a crecer como persona y a mejorar tus relaciones sociales en general.
Gracias a la inteligencia emocional sabrás identificar los sentimientos y las emociones de las demás personas, ya sean tus amigos, tu pareja o tus hijos. Incorporarás a tu vida hábitos positivos que trasladaras a todas las facetas. Disfrutarás cuidándote a ti misma, puesto que mejorarás tu autoestima y la confianza en ti.
De la misma manera, te convertirás en una persona más humilde capaz de reconocer sus errores, rectificar, pedir perdón a tiempo, gestionar los impulsos, controlar la soberbia y así, potenciar el autoconocimiento. Sin darte cuenta, te rodearás de personas que son más positivas y más alegres, o que simplemente se sienten bien a tu lado y gracias a ello liberan emociones placenteras.
Las personas emocionalmente inteligentes saben valorar lo que tienen y a quienes les rodean, se marcan objetivos realistas que pueden alcanzar y no se obsesionan en ser perfectas. Son positivas, saben salir de su zona de confort y apartar sus miedos para conseguir sus objetivos. Y, además, también han aprendido a decir "no" cuando es necesario hacerlo.
Con estos consejos conseguirás desarrollar tu inteligencia emocional. Ten en cuenta que es un trabajo de fondo cuyos resultados verás en el tiempo. No pasas a ser emocionalmente inteligente de un día para otro, sino que lo logras a base de constancia. Sin embargo, es posible hacerlo. Y lo que al principio puede que te cueste, poco a poco lo incorporarás a tus hábitos diarios y a tu manera de relacionarte contigo y con los demás.
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