Cómo prepararse para el momento de fin de cuarentena
Hace dos meses nuestra vida frenó en seco y se hace necesario prepararse psicológicamente para un tiempo de aislamiento incierto pero prolongado. Ahora que la normalidad se va a ir recuperando poco a poco no todo es tan sencillo como parece, por mucho que estuviésemos totalmente acostumbrados a nuestros hábitos anteriores este parón supone un cambio en la vida tal y como la conocíamos.Quizá si al comienzo de todo nos dicen que estaríamos meses sin poder salir de casa y que cuando se levanta la prohibición hay personas que prefieren no hacerlo nos hubiese costado creerlo, sin embargo, está demostrado que el confinamiento es un factor de riesgo tanto para la reaparición de determinados problemas psicológicos como para el surgimiento de nuevos. Muestra de esto es que, en Wuhan, epicentro de la pandemia, más de la mitad de la población ha necesitado atención psicológica.A pesar de que ciertos colectivos son más propensos a sufrir las secuelas psicológicas del confinamiento, por ejemplo, aquellos que lo han pasado solos o con alteraciones significativas en la alimentación o sueño, la realidad es que los miedos y las preocupaciones pueden aparecer en cualquiera y generar bloqueos en la vuelta progresiva a la normalidad. Por eso en este artículo queremos hablar de lo que se conoce como “síndrome de la cabaña” y compartir ciertos consejos para afrontar el fin de la cuarentena.
Qué es el síndrome de la cabaña
Esta denominación hace referencia a la situación emocional de aquellas personas que tras un periodo de aislamiento forzoso tienen dificultades para volver a la situación previa a la reclusión. Algunos de los síntomas más frecuentes son la aparición de miedos, sudores, taquicardia o ansiedad.La forma en la que lo vive cada persona es única y la interferencia que genera en el día a día también, siendo común en todas ellas la sensación de seguridad si no se sale del domicilio. Esto se explica por los efectos de la crisis sanitaria que estamos viviendo, la sobreexposición a noticias negativas de forma recurrente y la información de aquellas personas que no respetan las normas de cada fase de la desescalada produciendo peligros y por tanto aumentando el miedo.Añadido a esto se encuentran sentimientos de incomprensión e incertidumbre, a nivel de salud y económica, que además de generar frustración dificultan el mantenimiento de la estabilidad emocional.
Consejos para superar esta situación
#1.- Vuelve a la normalidad poco a poco
Nadie mejor que tú sabe para qué estás preparado y para qué aun es pronto, por tanto, deja que tus apetencias manden en el proceso de desescalada. Es importante que no te dejes llevar por la conducta de los demás y aceptes tus propios plazos. Esto implica que si se puede salir dos veces el día y solo quieres hacerlo una, es preferible a salir la segunda con miedo y que si antes del confinamiento no sentías la obligación de pasear a diario ahora no debería ser de otra forma.Posibilidad no es obligación, y es en ese punto donde debes ejercer una libertad racional, buscando un punto intermedio entre sufrir un miedo innecesario y aislarte completamente. Por esto, la mejor recomendación que podemos hacerte es la exposición progresiva en función de tu estado.
#2.- Entiende y expresa tus miedos
Existe una asociación sin base real entre el miedo y la debilidad, tanto para la persona que lo vive como la que lo percibe desde un punto externo. Es precisamente esto lo primero que hay que eliminar para poder afrontar con éxito el proceso de desescalada. El miedo es una emoción natural y por tanto sentirla es positivo y necesario en muchos momentos.Debes analizar con detalle cuáles son tus miedos y la intensidad de estos, aceptarlos y entenderlos es el primer paso para hacer una exposición progresiva y evitar momentos de ansiedad descontrolada. Escribir los pensamientos negativos que llegan a tu cabeza y generan malestar te ayudará a entender de dónde viene el miedo. Recuerda que normalizar los sentimientos y hablar de ellos es una forma de canalizar el malestar por lo que un punto positivo puede ser transmitir a personas de confianza cómo te encuentras y qué te asusta.
#3.- Planifica tu nueva vida
En función de la edad, profesión o intereses, la vida de cada uno se va a ver modificada en un nivel o en otro, pero todos tendremos que hacer cambios una vez que la epidemia se controle. En este sentido lo mejor es planificar mentalmente aquello que se verá afectado para por un lado generar alternativas factibles y por otro ajustar expectativas y evitar frustraciones a medio plazo.Estos cambios afectarán tanto a nivel familiar como social y laboral. Por ejemplo, los viajes de verano o los planes con amigos tal y como los vivíamos hasta ahora tendrán que esperar, puede que parte de tu actividad profesional la sigas asumiendo en remoto o que celebraciones familiares especiales tengan que posponerse en el próximo tiempo. En todos estos ámbitos, cuanto más te adelantes menos sorpresas tendrás que afrontar.
#4.- Cumple con las medidas planteadas
Tan complejo puede ser un miedo descontrolado como la ausencia del mismo que lleve a asumir riesgos en esta situación de crisis sanitaria. El hecho de que la vuelta a la normalidad sea escalonada y que cada fase amplíe la libertad con respecto a la anterior es una decisión respaldada por expertos y por tanto es fundamental cumplir con las pautas de forma responsable.Hacer cosas que han estado limitadas durante un tiempo puede provocar una sensación de falsa realidad, pero es necesario tener presente que la paciencia es una de las armas más potentes en el momento actual.
#5.- Mantén el contacto social
Ya que las interacciones sociales tardarán en llegar en la forma que estamos acostumbrados, es importante no romper el vínculo social con el entorno y mantener las habilidades de comunicación para no sufrir dificultades más adelante. El contacto social es fundamental para el ser humano y aunque las circunstancias sean distintas se trata de un aspecto clave. Además, aunque todavía sea pronto para conocer las consecuencias de la pandemia, es probable que la ansiedad social sea una de los problemas más comunes junto con la agorafobia.