Beneficios del arte en el bienestar emocional

El arte provoca en nosotros varios efectos: activa nuestros sentidos, estimula la imaginación, proyecta nuestra mente y descarga emociones. En general, disfrutar de obras artísticas de contenido estético positivo, agradables y bellas, nos llena sensorial e intelectualmente y favorece un estado emocional positivo.

Esta afirmación cuenta con apoyo desde los inicios de la psicología. Howard Gardner, autor de la Teoría de las inteligencias múltiples, defendía la enseñanza del arte en la educación, pues ayuda a desarrollar el pensamiento intuitivo y creativo.

Pero, ¿cómo afectan la música, la pintura y otras formas de arte a nuestra mente? ¿Qué beneficios se pueden sacar de él para nuestro bienestar emocional?

Arte y cerebro: procesamiento de estímulos artísticos

El procesamiento cerebral de piezas de arte no se limita sólo a la identificación de la imagen, el sonido y otros estímulos como las texturas o el movimiento, sino que existe, por ejemplo, un área específica del cerebro que sólo se activa con la escucha de piezas musicales, mientras que se dan conexiones con el sistema límbico y el cerebelo cuando se está bailando. 

Por ello, el estudio de cómo cada modalidad artística activa nuestro cerebro es muy amplio:

Piezas visuales (pintura, escultura y baile)

Observar una pieza de arte es un proceso que comienza en la retina, donde se crea una impresión general de lo que estamos viendo. Después, esa amalgama de luces y colores adquiere profundidad y contornos al procesarse en la corteza visual primaria, situada en el lóbulo occipital.

La información extraída de esa imagen (movimiento, color, contorno, formas) se obtiene a través de la intervención de áreas secundarias relacionadas con la memoria (lóbulo temporal), las emociones (sistema límbico) o su relación con conceptos abstractos (lóbulo frontal).

Es ese procesamiento secundario el que conecta con el arte. Estas representaciones mentales de lo que se está observando, junto a todos los procesos implicados, nos permiten encontrar un paralelismo entre nuestra propia concepción del mundo y la imagen que observamos.

Música

Procesar una pieza musical no es igual, a efectos neurológicos, que escuchar otros tipos de sonidos. Aunque los estímulos auditivos, artísticos o no, hagan su recorrido por el tímpano, el mesencéfalo y la corteza auditiva primaria y secundaria, la música requiere de otras áreas para su adecuado procesamiento:

• Corteza prefrontal rostromedial: la evocación de recuerdos y la emocionalidad que transmiten el tono y el ritmo de la música se procesan en esta parte del lóbulo prefrontal.
• Área temporal derecha: reconocimiento de melodías, ritmo y tono de la pieza.
• Sistema límbico: la parte emocional del procesamiento de la música se procesa en esta estructura subcortical que conecta, a su vez, con las otras dos mencionadas.

Procesamiento de la literatura

Leer es uno de los ejercicios más beneficiosos para el cerebro. Escuchar historias (o leerlas sobre el papel) comienza con las áreas de procesamiento del lenguaje, como la de Wernicke, pero también implica a otras, como el lóbulo frontal, encargado de ordenar la información que se está leyendo. Mientras esta amplia área cerebral se encarga de catalogar personajes y sucesos, el sistema límbico se centra en procesar la emocionalidad del relato y varias zonas relacionadas con la memoria trabajan para conectar esos datos con la propia vida del lector.

La literatura es un diálogo entre escritor y lector donde el segundo no puede contestar, pero sí construir su propio monólogo interno con la información que recibe.

¿Qué ocurre en nuestro cerebro cuando creamos una pieza de arte?

Procesar el arte y producirlo son dos procesos que, aunque atañen al mismo objeto, operan de manera distinta. No es lo mismo escuchar una canción que componer una, pues lo segundo implica la asociación y síntesis de experiencias, ideas y capacidades físicas. 

En este sentido, autores como Arieti, Howard Gardner o de la Gándara afirman que para producir una pieza de arte es necesaria la activación del área multimodal del cerebro, también conocida como TPO o témporo-parieto-occipital, junto con la corteza prefrontal. Estas zonas corticales trabajan en conjunto para integrar estímulos del exterior con la información contenida en el cerebro, sintetizando así una forma de expresión única: el arte.

Pero para producir una pieza artística no solo basta con este trabajo, sino que se añade un componente emocional. Aquí es donde entran en juego las zonas mediales de los hemisferios cerebrales (como el área parahipocampal y el giro fusiforme) y el sistema límbico, encargados de darle el tono emocional a la obra. 

La creatividad también se ve influida por la lateralidad: por ejemplo, el hemisferio izquierdo es dominante en la producción lingüística mientras que el derecho es más predominante en la creación musical.

Beneficios del arte en el bienestar emocional

El gran poder del arte es hacer sentir, es decir, el efecto sensorial que tiene en el observador y, por supuesto, en quien lo crea. Ya decía Kant que el placer estético era desinteresado, una interacción entre los procesos que nacen en la mente y lo que entra a través de los sentidos (lo que en psicología se conoce como procesos de arriba a abajo y de abajo a arriba, respectivamente). 

Ante este efecto evidente a nivel intuitivo, muchos investigadores se han lanzado a estudiar de manera controlada los beneficios del arte en el bienestar emocional. La prueba más evidente de que la psicología utiliza el arte para mejorar el bienestar emocional de las personas es la arteterapia. En ella se aprovecha la expresión artística para apoyar el proceso terapéutico y ayudar al paciente a encontrar vías para su expresión emocional y comunicación, así como para reducir el estrés, mejorar la autoestima y la introspección, de manera secundaria.

Algunos de los beneficios que puede tener el arte en el bienestar emocional son:

1. Reducción del estrés

Aun sin acudir a sesiones de arteterapia, la expresión artística está relacionada directa y positivamente con la reducción del estrés. De hecho, las actividades artísticas han demostrado ser más eficaces para este cometido que las no artísticas.

2. Estimulación del pensamiento creativo

En el arte no hay respuestas erróneas. Cuando se emplea para mejorar el bienestar emocional, las restricciones de pensamiento que normalmente nos frenan se desactivan, ejercitando el músculo cerebral de maneras atípicas a las que estamos acostumbrados. Entrenar el pensamiento creativo es esencial para la resolución de problemas en la vida diaria.

3. Mejora de la autoestima

No es necesario ser un artista profesional para crear arte. Mediante la expresión artística se liberan emociones y se elaboran piezas que producen una sensación de logro, ayudan a mejorar el autoconocimiento y activan el circuito de recompensa. Además, las habilidades desarrolladas con el propio ejercicio artístico (tocar un instrumento, bailar, técnicas de pintura) también contribuyen a formar una imagen más positiva de uno mismo.

4. Beneficios para la memoria

Tanto elaborar piezas de arte como disfrutarlas en el rol de espectador estimulan las áreas relacionadas con los recuerdos, como se explicaba anteriormente. De hecho, son varios los estudios que avalan el uso de la arteterapia en pacientes con daños cerebrales graves y demencias, como el Alzhéimer. 

5. Alivio del dolor crónico

Dada la complejidad del dolor crónico, resulta importante su comprensión para aliviar a las personas que lo sufren. Un estudio de 2019, publicado en la revista Metas de enfermería, comenzó a indagar esta relación y encontró que, efectivamente, la arteterapia les ayuda a comprender mejor su dolor y a experimentar cierto alivio gracias a la apertura del campo atencional y el desarrollo de estrategias cognitivo-emocionales.

En definitiva, los beneficios que la psicología ha encontrado en el arte para ayudar a las personas a mejorar su emocionalidad son múltiples. Por eso, consulta con tu profesional de la psicología si podrías beneficiarte tú también de la expresión artística.

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