La gran desinformación sobre los Trastornos del Espectro Autista (TEA): mitos y verdades
Uno de cada 100 niños tendrá un Trastorno del Espectro Autista (TEA) o autismo, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud. Dado que el diagnóstico de los Trastornos del Espectro Autista es uno de los más prevalentes en salud mental en la actualidad, existe mucha información al respecto, por lo que cada persona puede tener ideas sobre en qué consiste el TEA. Sin embargo, es probable que muchas de esas ideas, al igual que alguna información que circula por diferentes plataformas digitales, no sean correctas.
De esta manera, uno de los mayores retos para los profesionales de la psicología que trabajan con personas con TEA es luchar contra la desinformación existente. Entre los problemas y consecuencias asociadas con la desinformación del autismo, se destacan los siguientes:
- Error en el diagnóstico: se conoce que, por la desinformación sobre los TEA, algunos profesionales no especialistas en psicología tienden a diagnosticar erróneamente a niños que presentan un problema de atención, cuando el TEA tiene unas implicaciones mayores.
- Estigma: las personas diagnosticadas con TEA pueden sufrir estigmatización y discriminación por parte de otras personas que no conocen sobre el tema, lo que puede perjudicar el ajuste a diferentes áreas de su vida.
- Poco acceso a servicios especializados: ante la gran desinformación sobre el tema, muchas personas con TEA no acuden a profesionales de la psicología por el mismo estigma asociado o porque no tienen claro cómo funciona el proceso.
Por tanto, para contrarrestar la desinformación sobre el autismo, a continuación queremos explicar en qué consiste el TEA y cuáles son las áreas que más pueden afectar a las personas con autismo.
¿Qué es el Trastorno del Espectro Autista (TEA)?
El Trastorno del Espectro Autista lo componen un conjunto de alteraciones neurológicas que se manifiestan en la temprana infancia y se caracterizan por dificultades en la comunicación, la socialización y el contacto, así como la presencia de comportamientos repetitivos. En términos generales, de acuerdo con el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), el TEA afecta a tres áreas principales:
- Comunicación social: algunas personas con TEA pueden tener dificultades para comprender ciertos elementos del lenguaje verbal y no verbal, asociados por lo general a normas sociales como contacto visual, gestos, expresiones faciales, reconocimiento emocional o lectura de contextos.
- Interacción social: pueden tener inconvenientes en desarrollar y mantener sus relaciones interpersonales, algunos de ellos podrían parecer poco interesados en conversar con otras personas.
- Patrones de comportamiento repetitivos y restringidos: algunas personas con TEA pueden tener intereses obsesivos y restringidos, así como comportamientos repetitivos como mover las manos o los dedos de manera repetitiva. Estos pueden ser por medio de la utilización de objetos o expresión verbal estereotipada (repetitivos), patrones de rutinas y organización estricta e inflexible o intereses específicos y restringidos a ciertas actividades, entre otros.
Ahora bien, el TEA se considera un espectro porque las personas con el trastorno pueden experimentar diferentes síntomas, niveles de intensidad, duración y frecuencia, al igual que niveles de interferencia en su vida cotidiana. En otras palabras, cada persona con TEA es única, por lo que cada dificultad puede variar de una persona a otra.
Mitos y verdades sobre los Trastornos del Espectro Autista (TEA)
Sin embargo, existen algunas características comunes que se pueden observar en la mayoría de personas con TEA y que se diferencian de las personas sin TEA, en elementos como pensamientos, procesamiento sensorial, movimientos corporales, comunicación, interacción y obsesiones particulares. Muchas de estas características han generado mitos sobre las personas con TEA, por lo que, a continuación, se hará mención a algunos de los mitos más conocidos, junto con la información correspondiente que los desmiente.
1. Las personas con TEA son no-verbales o muy inteligentes
El autismo ocurre en un espectro que es particular para cada persona. Mientras que la mayoría de medios de comunicación tienden a retratar los extremos del espectro, las personas con TEA tienen una variedad de fortalezas y necesidades únicas, que podrían determinar la gravedad del autismo en sí mismo. Por ejemplo, existen personas con TEA con dificultades en el lenguaje que van desde una comprensión deficiente de ciertos contextos (como el sarcasmo), hasta una falta total de lenguaje verbal.
Adicionalmente, se ha encontrado que algunas personas con autismo pueden llegar a presentar habilidades sobresalientes en áreas específicas. Sin embargo, no todas las personas las desarrollan. Por ello, la idea de que las personas con autismo son muy inteligentes es un mito que puede llegar a invalidar y minimizar las dificultades que pueden presentar las personas con TEA en otras áreas de su vida. En síntesis, cada persona es única y las características particulares deben ser evaluadas y analizadas en profundidad por los profesionales de la psicología especializados en TEA.
2. Las personas con TEA no tienen emociones o empatía
En el libro de los psicólogos Sally Ozonoff, Geraldine Dawson y James McPartland se describe cómo las personas con autismo pueden llegar a experimentar emociones intensas y pueden tener índices más altos de empatía que otras personas sin TEA. Sin embargo, se ha extendido la creencia errónea de que no tienen emociones y esto puede traer consecuencias importantes en su socialización, de tal forma que la mayoría de personas con TEA se ha sentido discriminada socialmente en algún momento de su vida.
Es verdad que ciertas personas con TEA pueden tener dificultades para comprender las emociones de los demás y expresarlas bajo unos parámetros sociales establecidos, pero ello no significa que no sientan o no tengan empatía hacia otras personas.
3. El TEA es causado por mala crianza, traumas infantiles o vacunas
En la actualidad, no se conoce una única causa del autismo, sino que su desarrollo se da por la interacción de factores biológicos y ambientales. A pesar de ello, no hay evidencia científica que respalde la relación entre vacunas y el desarrollo de TEA, ni tampoco que sustente que los padres son los únicos causantes por la mala crianza o traumas infantiles en el niño con autismo. No obstante, es importante reconocer que la mayoría de estudios han encontrado que el TEA tienen una importante contribución genética y ambiental.
De acuerdo a la teoría genética, se estima que la heredabilidad del TEA es de alrededor del 90% y se han identificado genes específicos asociados con el autismo. Igualmente, se ha encontrado relación con factores de riesgo ambientales como la edad avanzada de los padres (mayores de 34 años), mala salud física y mental de la madre, uso de medicamentos prenatales, exposición a productos químicos durante el embarazo e infecciones posparto.
Es la unión de factores biológicos con los ambientales lo que se han encontrado con mayor probabilidad de generar un TEA. Sin embargo, la investigación en psicología sobre el tema sigue en constante crecimiento para ayudar a entender la compleja interacción entre genes-ambiente.
4. Las personas con TEA siempre dependerán de sus cuidadores
La realidad es completamente distinta a este mito. Con un diagnóstico adecuado en la primera infancia y el desarrollo de una evaluación y tratamiento especializado en servicios psicológicos, las personas con TEA pueden ser independientes y autónomas en su vida cotidiana.
De acuerdo con el psicólogo Mark Durand, las personas con autismo con un apoyo social efectivo y un tratamiento basado en evidencia científica para TEA, pueden tener vidas independientes de sus cuidadores y tener una satisfacción personal en su vida educativa, laboral y social. No obstante, esto dependerá de muchos factores, entre ellos la gravedad de la sintomatología, la interferencia en la vida cotidiana y la adherencia a los tratamientos.
5. Las personas con TEA no pueden tener relaciones sociales significativas
Aunque la interacción social es uno de los elementos principales que se ven afectados en las personas con autismo, esto no significa que no podrán tener relaciones sociales significativas en su vida. De hecho, varias personas adultas con TEA muestran una buena satisfacción con áreas interpersonales como familiares, amigos o relaciones de pareja.
Igualmente, en contraste con otro mito asociado a que las personas con TEA prefieren aislarse y estar solas, la mayoría desea entablar y mantener relaciones significativas con otras personas. Para que estas relaciones se puedan construir de manera significativa, es necesario que las personas más cercanas puedan contar con información sobre el espectro, sus áreas de dificultad y las formas en las que se puede dar un buen apoyo social. Estar informados sobre el TEA es una labor relevante para todas las personas asociadas a alguien con TEA: cuidadores, familiares, profesores, amigos, parejas.
6. No existen tratamientos efectivos para tratar el autismo
A pesar de que no existe un único tratamiento para el autismo, sí existen tratamientos que han mostrado efectividad a largo plazo para el manejo y control de síntomas, junto con el desarrollo de habilidades en la comunicación y la interacción social. No obstante, los tratamientos pueden variar de acuerdo con factores como la edad, el apoyo social existente, la gravedad de los síntomas y el nivel de interferencia de cada persona. Acudir a profesionales de la psicología especializados en TEA puede incrementar las probabilidades de mejoría, sobre todo si se hace desde edades tempranas en la infancia.
Por un lado, uno de los tratamientos más efectivos es la terapia conductual aplicada (ABA en inglés), que busca modificar comportamientos problemáticos y la enseñanza de habilidades sociales y de independencia. Por otro lado, otro tratamiento que también ha demostrado altos índices de efectividad es la terapia del habla y el lenguaje, que busca apoyar la capacidad de expresión y comprensión verbal y no verbal. Sin embargo, se debe entender que, dependiendo de la persona con TEA, es posible que pueda necesitar apoyo a través de varias terapias psicológicas, en conjunto con otras disciplinas como terapia ocupacional e incluso medicina.
En síntesis, el TEA lo componen un conjunto de alteraciones neurológicas que pueden influir en tres áreas principales: la comunicación, la interacción social y la realización de comportamientos repetitivos. Dado que hay mucha información sobre el tema, existen muchos mitos sobre el autismo que pueden dificultar el acceso a servicios especializados. Es recomendable que las personas con TEA y sus familiares busquen apoyo en profesionales de la psicología para el manejo de síntomas y el aumento de la calidad de vida.
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