¿En qué se diferencian los planes de salud mental y de bienestar?
Cuando el 30% de los empleados en España reconoce abiertamente sufrir burnout, contar con planes de salud mental y de bienestar en las empresas no es un lujo sino una necesidad. Afortunadamente, los directivos son cada vez más conscientes de la importancia de cuidar la salud mental y el bienestar de sus trabajadores. Saben que un empleado que se encuentra bien se compromete más con su trabajo, se concentra mejor, tiene una mayor creatividad y es más productivo, pudiendo dedicar hasta el 80% de su tiempo a las tareas en comparación con el 40% que dedican los empleados que no se encuentran bien. A pesar de ello, sólo el 10% de las compañías ofrecen un plan de salud mental y de bienestar a sus empleados.
Nunca es tarde para implementar estrategias que promuevan un mayor equilibrio psicológico y un mayor bienestar en los trabajadores. En este sentido, el primer paso radica en conocer en qué consiste realmente un plan de salud mental y de bienestar, qué componentes incluyen, los objetivos que persigue cada uno y cuáles son sus principales diferencias.
¿Qué es un plan de salud mental y cuáles son sus principales componentes?
Como su nombre indica, los planes de salud mental están enfocados precisamente en promover una mejor salud mental en los empleados. Y esto no sólo implica prevenir y controlar la posible aparición de alteraciones como el estrés laboral, el burnout, la ansiedad o la depresión, sino que va un paso más allá para propiciar un estado de bienestar psicológico que les permita a los trabajadores tener una mejor gestión emocional, hacer frente a situaciones de tensión con mayor facilidad, desarrollar sus potencialidades y crecer como profesionales.
La salud mental se refiere al estado de bienestar psicológico y social de una persona. Abarca cómo pensamos, sentimos y actuamos en la vida diaria. Incluye la capacidad de manejar el estrés, mantener relaciones saludables y tomar decisiones.
La salud mental se ve afectada por factores biológicos (como la genética o la química corporal), experiencias de vida (como el trauma o el abuso), consumo de sustancias tóxicas, además de factores psicológicos y sociales.
La salud mental laboral es un aspecto esencial y concreto del bienestar general de los trabajadores que impacta directamente en la productividad de las organizaciones y que ha adquirido una importancia inusitada en 2024 a raíz del impacto del incremento de las bajas laborales por esta causa.
Tal y como lo entiende la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud mental laboral se refiere a un estado de bienestar en el cual la persona es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera, y es capaz de hacer una contribución a su comunidad.
Para la OMS es un derecho del ser humano.
No se refiere sólo a la ausencia de enfermedad sino a un estado de estar bien para afrontar los retos diarios. Hay que entender los problemas de salud mental, como una parte de nuestra vida habitual. Todos, en cualquier momento podemos sufrir un episodio de estrés postraumático, depresión, ansiedad, duelo o temporadas de malestar, por ejemplo.
En la práctica, las estrategias de un plan de salud mental se orientan, sobre todo, a fomentar un estado de equilibrio psicológico y a dotar a los empleados de técnicas y recursos psicológicos que les permitan cuidar y fortalecer su salud mental. De ahí que estos planes engloben una serie de componentes esenciales que son los que marcan el camino a planes de acción más concretos. Estos componentes incluyen:
1. Bienestar emocional
Uno de los componentes fundamentales de cualquier plan de salud mental es el bienestar emocional, entendido como ese equilibrio en el que el empleado se siente en paz y tranquilidad consigo mismo. Esto incluye desde la prevención de alteraciones emocionales con la impartición de cursos sobre su impacto y la facilitación del acceso a los empleados a sesiones de terapia online hasta el desarrollo de habilidades para la autorregulación emocional.
2. Equilibrio mental
Un buen plan de salud mental también debe tener en cuenta y abordar el equilibrio mental de los empleados. Esto se enfoca, sobre todo, al cuidado y potenciación de sus funciones cognitivas, promoviendo un adecuado equilibrio entre la carga de trabajo y el tiempo de descanso hasta la estimulación de sus habilidades y conocimientos profesionales. En este sentido es importante promover buenos hábitos psicológicos, aprendiendo a pensar positivamente, enfocándose en las soluciones, parando los pensamientos limitantes. Además de técnicas y recursos para que aprendan a concentrarse mejor, saquen el máximo provecho a su creatividad o gestionen mejor su tiempo.
3. Relaciones interpersonales
El tercer elemento que no puede faltar en un plan de salud mental es el área de las relaciones interpersonales. Son la fuente principal de conflictos y desgaste personal. Las relaciones sociales no sólo facilitan el trabajo en equipo e inciden positivamente en los resultados laborales, sino que tienen una enorme repercusión en el nivel de satisfacción y bienestar de los empleados. Abordar las relaciones sociales en el ámbito laboral contribuirá a mejorar el ambiente laboral, creando un entorno en el que los trabajadores se sientan cómodos y a gusto. Para ello, no sólo es importante abordar la existencia de posibles conflictos o áreas de sensibilidad en el entorno laboral, sino también fomentar las relaciones laborales y desarrollar las habilidades comunicativas en los equipos de trabajo.
¿Qué se entiende por un plan de bienestar y cuáles son sus principales ámbitos de acción?
Un plan de bienestar hace referencia a aquellas estrategias enfocadas en mejorar precisamente el nivel de bienestar de los empleados, comprendido como ese estado de equilibrio y satisfacción percibido en relación con el trabajo. Básicamente, se refiere a los planes orientados a facilitar que los empleados puedan “realizar sus propias habilidades y puedan hacer frente a los factores que pueden perturbarlos”, según la OMS. Esto puede incluir acciones orientadas a mejorar la salud mental, pero sobre todo se enfoca en otras esferas del ámbito laboral que también tienen una gran influencia en el nivel de bienestar percibido.
El bienestar es una percepción subjetiva de la calidad de vida.
1. Calidad de vida
Uno de los principales componentes de los planes de bienestar está enfocado a la promoción de salud y prevención de enfermedades. Las áreas pueden variar de una empresa a otra y en función de los perfiles profesionales, pero, básicamente, hace referencia a las estrategias que promueven un buen estado de salud. Ello comprende desde la inclusión de seguros de salud o exámenes médicos regulares como parte de los beneficios laborales y la facilitación del material adecuado para la realización de la actividad laboral hasta la planificación de actividades para fomentar un estilo de vida más sano o el acceso a asistencia psicológica.
2. Satisfacción de necesidades
Las necesidades son el motor impulsor que mueve al ser humano, por tanto, un buen plan de bienestar no solo debe comprender cuáles son las principales necesidades de los empleados, sino que debe contar con una estrategia para satisfacerlas. Esto incluye la satisfacción de las necesidades financieras con una adecuada remuneración económica, beneficios sociales y planes de incentivos económicos, pero también la satisfacción de las necesidades de descanso y ocio con un horario flexible y una buena conciliación laboral o las necesidades de protección con un adecuado soporte legal para proteger al empleado.
3. Reconocimiento social
Para fomentar el bienestar de los empleados también es importante crear estrategias dirigidas a reconocer su trabajo y participación. De ahí que un buen plan de bienestar también incluya sesiones y talleres formativos para enseñar a los distintos mandos cómo motivar y reconocer a los empleados sus resultados y esfuerzo. También debe contemplar canales que propicien esta iniciativa, a través de los cuales se promueva una constante retroalimentación a todos los niveles.
Fomentar el crecimiento profesional de los empleados es otro de los componentes esenciales que no debe faltar en un plan de bienestar. Esto no sólo se refiere a facilitar el acceso a cursos y talleres de superación profesional acordes al perfil de cada empleado, sino también a incentivar la promoción laboral o el enriquecimiento de tareas dentro de la estructura jerárquica de la empresa.
5. Clima laboral inclusivo
Hace referencia a crear y fomentar un clima laboral basado en la igualdad, la inclusión y el respeto a la individualidad en el que los empleados estén a gusto y se sientan parte del equipo de trabajo. Para ello no basta con crear políticas de igualdad e integración, sino que también se deben promover actividades de team building, talleres formativos y espacios de retroalimentación en los que puedan expresarse con libertad.
Planes de salud mental v/s planes de bienestar
A menudo los planes de salud mental y los planes de bienestar tienden a confundirse o se usan indistintamente, aunque en realidad se trata de enfoques diferentes que, a pesar de complementarse entre sí, abordan distintos aspectos. Básicamente, los planes de salud mental están más enfocados al ámbito de la salud psicológica de los empleados mientras que los planes de bienestar se orientan a satisfacer necesidades de todo tipo, sobre todo a otras esferas como la financiera, la salud física o el crecimiento profesional. He aquí las principales diferencias que toda empresa debería tener presente al diseñar uno de estos planes.
- Componentes. A diferencia de los planes de salud mental que se enfocan sobre todo en promover el equilibrio psicológico de los empleados, los planes de bienestar abordan otros componentes que tienen un impacto significativo en la satisfacción de los trabajadores como el ámbito financiero, la inclusión o el crecimiento profesional.
- Beneficios. Los planes de salud mental contribuyen a prevenir las alteraciones psicológicas en los empleados, mejoran su sensación de bienestar emocional y estimulan su creatividad, motivación y productividad, lo cual repercute en una mejora de los resultados para la empresa. Por su parte, los planes de bienestar contribuyen sobre todo a mejorar el compromiso de los empleados, minimizan la rotación de personal y fomentan la captación de talento, lo que también deriva en un mayor rendimiento.
- Recursos. Tanto los planes de salud mental como los planes de bienestar requieren el uso de recursos y esfuerzos para su consecución. En este sentido, es fundamental la participación de los profesionales de la Psicología, así como la utilización de recursos económicos para implementar las estrategias en la práctica. En los planes de bienestar, la destinación de recursos suele ser más elevada, pero a su vez pueden tener un mayor retorno en la productividad.
Vale destacar que la elección de uno u otro plan dependerá de las necesidades de cada compañía y sus empleados, de manera que puedes elegir el que mejor se ajuste a tu realidad empresarial. Sin embargo, también puedes combinar ambos enfoques para conseguir un mayor impacto.
Si lo que quieres es cuidar la salud mental de tus empleados, nosotros te podemos ayudar.