Cómo hacer que la autoexigencia no frene tu carrera profesional
¿Buscas la perfección en cualquier actividad? ¿Dedicas excesivo tiempo a tareas que ya están cerradas buscando detalles que mejorar? ¿Repasas el mismo contenido varias veces aunque ya esté revisado? Seguramente seas demasiado exigente contigo mismo. La búsqueda de la excelencia es algo que se fomenta desde muchas empresas, universidades e incluso colegios, y lo cierto es que buscan impulsar que las personas puedan alcanzar la mejor versión de sí mismos, que es algo muy necesario para motivar a empleados y estudiantes. El crecimiento y desarrollo son procesos de evolución en los que se van a cometer errores y podremos aprender de ellos, alcanzando así un progreso en el plano personal.
Intentar alcanzar nuestra mejor versión y esforzarnos en ello no siempre es sencillo y puede resultar frustrante en algunos puntos. Mejorar y motivarnos por hacer mejor nuestro trabajo siempre será algo positivo, ya que nos impulsará profesionalmente y nos sentiremos orgullosos por el esfuerzo empleado. Sin embargo, cuando la motivación por mejorar empieza a conectar con la autoexigencia, es importante que prestemos atención a la forma en la que estamos enfocados. Cuando nos exigimos alcanzar ciertos objetivos y no tenemos cuidado en cómo los planteamos, podemos caer en una autoexigencia excesiva que no va a facilitar que nuestro rendimiento sea el adecuado.
Cómo gestionar la motivación sin caer en la autoexigencia extrema
Es importante que tengamos ambición por mejorar y encontremos la motivación necesaria para alcanzar nuestras metas y objetivos. Lo cierto es que sin esa voz que nos dice que sigamos adelante, esforzándonos y perseverando, puede que muchos proyectos que ahora son esenciales en nuestra vida no salieran adelante.
Para poder gestionar la motivación y que no se transforme en una autoexigencia que nos impida avanzar y acabe por boicotearnos, es importante que tengamos en cuenta algunas claves:
- Definamos el objetivo con indicadores: Cuando nos planteamos un objetivo o meta, puede ser que lo hagamos de manera generalista y algo ambigua, por lo que cuando avanzamos en el proceso nos puede resultar difícil saber si realmente estamos progresando en su consecución. Para evitar que esto nos frustre, es importante que definamos bien qué significa conseguirlo y cuáles son los indicadores que nos marcarán que estamos más cerca de lograrlo.
- Seamos realistas: Otro de los factores importantes es ajustar nuestras expectativas. Cuando nos planteamos un objetivo, debemos evitar caer en el perfeccionismo. Lo cierto es que si planificamos nuestra meta en un tiempo poco ajustado o con una metodología poco realista, es probable que acabemos frustrándonos al no ver resultados. Es esencial que seamos conscientes del tiempo que tenemos, la dificultad del objetivo y los medios con los que contamos, ya que así generaremos un plan mucho más realista.
- Pidamos ayuda si la necesitamos: La idea de que “podemos hacerlo solos” está muy próxima a la autoexigencia y al perfeccionismo excesivo, tendencias que como hemos visto es mejor evitar. Cuando queremos alcanzar una meta profesional, especialmente en áreas algo complejas, ¿por qué no pedir ayuda? Podemos avanzar y generar una estrategia mucho mejor si buscamos a personas que nos orienten y nos guíen en los pasos a seguir y lo que necesitamos tener en cuenta. Cuando hablamos desde el plano profesional, puede ser beneficioso encontrar modelos que ya han alcanzado nuestro objetivo y que nos pueden ayudar en nuestro propio proceso.
- Gestionar los fracasos: Alcanzar nuestro objetivo profesional puede que lleve algo de tiempo, sobre todo cuando surgen imprevistos y situaciones que son incontrolables y que pueden retrasarnos. En el ámbito profesional, como en cualquier otra área donde nos podamos plantear una meta u objetivo, es probable que el trabajo se vea retrasado por imprevistos o incluso errores que cometamos y de los que podemos aprender. Un punto importante para no dejar que tanto nuestra autoexigencia como nuestro perfeccionismo nos castiguen y frenen cuando surjan problemas, es poder relativizar y ser objetivos con lo sucedido. En caso de que el error sea nuestro, es importante que lo relativicemos y nos dirijamos al aprendizaje y no a la culpa o reproche. Del mismo modo, ante los imprevistos por causas externas a nuestro control, sería beneficioso ser objetivos y poder atender a la nueva necesidad, para así no caer en sentimientos de frustración o incluso plantearnos abandonar. La clave se encuentra en cómo enfocamos estos problemas con una mirada hacia una solución que dependa de nosotros.
- Parar y descansar: Al igual que tener un buen plan y estructura es algo importante a la hora de conseguir nuestros objetivos, no ser conscientes de que nosotros también necesitaremos recargar pilas puede ser otro de los grandes errores. Cuando nos exigimos de más y caemos en la búsqueda de la perfección, puede que nos olvidemos de nosotros mismos y de lo importante que es descansar. Algunas personas, que están inmersas en una elevada autoexigencia, ven el descanso como una pérdida de tiempo cuando realmente, la falta de descanso puede hacer que seamos menos productivos y por lo tanto afectará a nuestra forma de desempeñar tareas y actividades laborales. Parar y descansar son nuestros grandes aliados si queremos tener un rendimiento adecuado para acercarnos a conseguir los objetivos que nos propongamos.
Gestionar nuestra autoexigencia para alcanzar el equilibrio entre motivación y perfeccionismo, en ocasiones puede ser complicado, pero si estructuramos nuestras metas, pedimos ayuda cuando la necesitamos y paramos para poder descansar, organizar nuestras ideas y gestionar todas las emociones que puedan ir surgiendo a lo largo de nuestra carrera profesional, será mucho más sencillo no caer en un perfeccionismo perjudicial.
La elevada autoexigencia y perfeccionismo, lejos de ayudarnos puede generar niveles de estrés contraproducentes, por lo que si empezamos a ser conscientes de nuestras propias necesidades y aplicamos una estructura de cuidado, será más probable que alcancemos nuestras metas y objetivos sin el desgaste emocional o frustración, que causa la necesidad de realizar cada tarea a la perfección.
Si lo que quieres es seguir potenciando el bienestar emocional de tus empleados, nosotros te podemos ayudar.