Formas de incrementar tu productividad durante la jornada intensiva
La jornada intensiva también conocida como jornada continua es aquella que los empleados llevan a cabo de forma continua, sin horario partido para comer, más allá de los 15 minutos de descanso estipulados por Ley si sobrepasa las seis horas laborales seguidas.
A lo largo de los últimos años, se ha visto cómo la jornada intensiva ha ido adquiriendo más importancia, sobre todo porque ofrece una de las ventajas más buscadas por las personas, el poder conciliar la vida laboral y familiar.
Según datos de la Encuesta Nacional de Condiciones del Trabajo, años atrás el porcentaje de personas que trabajaban con esta modalidad estaba en un 25% pero ya en 2019, los datos apuntaban a un 37,4%.
Algunas empresas funcionan con este horario durante todo el año pero es sobre todo en verano, cuando la mayoría de ellas adaptan su horario para que los empleados puedan disfrutar de sus ventajas durante estos meses.
Con este cambio de horario surge la necesidad de enfocarse en la manera de gestionar esta jornada, ya que desde otro punto de vista, si no se da un uso adecuado de ello, más que ventajas puede traer cansancio físico y emocional en las personas y conllevar a una pérdida de productividad viéndose alterado el desarrollo profesional y personal.
Por ello es importante tener en cuenta algunos consejos para poder sacarle el máximo partido a la jornada laboral continua:
- Planificar y organizar el trabajo: la planificación y organización son estrategias que son muy útiles para poder aumentar la productividad. Sin embargo, cuando la jornada pasa a ser continua, se vuelve mucho más necesario tener organizadas las tareas a realizar.
Algunos recursos como agendas físicas o electrónicas u otros programas propios de algunas empresas son de gran utilidad a la hora de organizar y estructurar el horario laboral.
Definir tareas en formato SMART y tener un documento de valoración de prioridades en el cual plasmar las tareas pendientes y aquellas que van surgiendo, va ayudar a mantener el foco en aquellas realmente importantes y urgentes y ganar tiempo para poder planificar las que se pueden aplazar.
- No perder la comunicación: en algunos sectores laborales el verano suele ser una época de poca carga de trabajo porque muchos proyectos se paran. Esta pausa se aprovecha para realizar actualizaciones y modificaciones en los planes de acción pendientes. Para otras empresas, sin embargo la carga laboral aumenta en estas fechas.
De ambos modos, es conveniente mantener la comunicación con el equipo de trabajo, ya que si surgen nuevas actividades, proyectos o alguno de estos se ve modificado, es importante estar informado para poder planificar el cambio con antelación.
En la planificación diaria, es conveniente dejar espacios de tiempo, los necesarios, para la comunicación y que esta parte no se vea afectada por el hecho de realizar una jornada continua.
- Repasar y supervisar las tareas asignadas: es importante que la sensación de “tener menos tiempo” que puede conllevar la jornada intensiva, no deje de lado el dedicarle tiempo a repasar el listado de tareas pendientes así como las tareas finalizadas. Esta pequeña acción, además de aportar sensación de seguridad y control de las tareas, va a permitir modificar el orden de prioridad de éstas en caso de que fuera necesario.
- Cuidar el espacio de trabajo: es importante adaptar el espacio de trabajo de manera que facilite la concentración. En un entorno donde hay distractores o la climatización no es adecuada, es muy probable que se pierda eficacia, ya que la atención se dirigirá a cada elemento distractor.
Cuidar este espacio, facilita la sensación de comodidad y organización lo que va a favorecer que el tiempo que se pase en este lugar, sea lo más productivo posible. - Seguir una rutina de cuidado personal: tener presente el autocuidado no sólo fuera del horario laboral sino también dentro del mismo, va a favorecer una sensación de satisfacción que se ve reflejado en las acciones, también en aquellas que están dentro del ámbito laboral.
Mantener una buena rutina de descanso y alimentación es fundamental para el bienestar físico y mental y con ello, para un rendimiento óptimo.
Más allá de estos dos factores fundamentales, alimentación y descanso, también es importante aprender a escuchar a nuestro cuerpo y establecer, si fuera necesario, pequeñas pausas que permitan un breve descanso a nuestra mente.
Tener en cuenta estos puntos va a favorecer una buena gestión de la jornada intensiva y con ello:
- Aumento de la motivación: las personas valoran que la organización les brinde más tiempo para dedicarlo a su vida personal lo que a su vez favorece el desarrollo profesional porque se sienten más comprometidos.
- Facilidad para la desconexión laboral: el hecho de disponer de más horas de descanso favorece la calidad de éste.
- Optimización de la gestión del tiempo: la persona aprende a priorizar y a ser más resolutiva en menos tiempo y con las mismas funciones. Esto a su vez, también favorece el desarrollo profesional de las personas ya que genera autonomía y mayor facilidad para resolver problemas.
- Aumento de la productividad: tener empleados satisfechos, que hagan una buena gestión del tiempo y una óptima organización de las tareas, favorece la productividad de la organización promoviendo el desarrollo profesional y generando deseo de crecimiento laboral.
Si aún con estos consejos sientes que te cuesta sacarle provecho a esta modalidad de trabajo y te resulta complicado esta gestión del tiempo, siempre puedes contar con ayuda profesional.
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