¿Por qué procrastinamos y cómo evitarlo?
Todos tenemos planes pendientes, tareas que debemos finalizar y no encontramos el momento, objetivos que tenemos en mente pero nunca llegamos a ejecutar. ¿Te pasa a ti también? ¿Sientes que a veces te cuesta ponerte en marcha? No te preocupes, ¡es completamente normal!
Todos posponemos tareas que nos resultan tediosas o que, simplemente, nos dan un poco de pereza. Pero a veces todo lo que tenemos pendiente se convierte en un bola que cada vez pesa más y, cuanto más pesa, más cuesta quitársela de encima.
Atención: ¡spoiler! Solo tú con tu acción puedes salir del bucle de la procrastinación. Nadie puede hacerlo por ti. Pero quizás aquí encuentres un pequeño empujón para dejar de procrastinar y pasar a resolver, solucionar y finalizar esa lista que cada vez es más larga e incómoda.
¿Por qué tanta procrastinación?
Como ya se ha mencionado antes, todos procrastinamos: en el trabajo, con amigos, en el ocio, en las aficiones y el tiempo libre… Lo hacemos muchas veces y en casi todos los contextos.
Solemos posponer cosas que nos dan pereza, tareas en las que no nos sentimos competentes, que nos dan miedo o nos producen cierto malestar. Y justo cuando procrastinamos estamos evitando esto: el esfuerzo y el malestar. Cuando no llevamos a cabo una tarea aunque sabemos que debemos, no nos enfrentamos a la sensación que supone hacer algo que no nos apetece. Es decir, posponemos para evitar emociones y sensaciones desagradables que acompañan a la acción que tenemos que ejecutar.
Además de esta evitación, hay otras cosas que contribuyen y favorecen la procrastinación: siempre encontramos algo más interesante, más llamativo y menos aburrido. Si has estudiado, seguro que alguna vez has limpiado y ordenado la habitación el día anterior a un examen por no enfrentarte a la tediosa tarea de estudiar. Sin embargo, ¡un día de vacaciones nunca hubieras encontrado el momento para ello! La mente pone automáticamente todas las tareas en una balanza y elige la más placentera a corto plazo o la que cumple la función de evitar la anterior.
Listas de tareas pendientes: ¿ayuda o trampa?
Un recurso que solemos utilizar para cumplir nuestros objetivos y dejar de posponer tareas, es hacer una lista de todo aquello que nos queda por hacer y no encontramos el momento. Aunque es verdad que pueden ayudar a organizarnos, también pueden tener el efecto contrario. Hacer esa lista aporta una falsa sensación de estar ocupándonos de todo ello, pero en realidad no nos ocupamos hasta que no pasamos a la acción.
Es como si quieres hacer una excursión y simplemente planificas qué ruta de senderismo vas a hacer y preparas tu mochila. Sí, has preparado la salida, pero no has vivido la experiencia de pasear por el bosque, equivocarte de camino, tropezar con una piedra o llegar a un paisaje espectacular. Todo ello ocurre cuando empiezas a actuar, no cuando planificas cómo y cuándo lo harás.
Para lo que sí puede ayudarte una lista, es para tomar cierta conciencia de lo que quieres hacer, establecer prioridades, concretar cómo, cuándo y dónde llevarás a cabo esa actividad, saber qué recursos necesitas y desmenuzar la tarea en pasos más pequeños.
En conclusión, las listas ayudan, pero ten cuidado de no quedarte sólo en ellas. ¡Empieza a recorrer ese camino tan bien preparado!
Sacudirse la pereza
Muchas veces, cuando tenemos que hacer algo y no nos ponemos a ello, solemos decir “es que no tengo ganas”, “me da pereza”… Como ya se ha comentado, evitar el esfuerzo y el malestar a corto plazo es lo que mantiene la procrastinación. A veces esperamos a que venga la inspiración para empezar un proyecto, a tener ganas de empezar un trabajo o a estar más motivados para hacer deporte. Pero las ganas, la inspiración y la motivación no llegan solas… y posponemos las tareas una y otra vez.
Lamentablemente no existe la varita mágica para dejar de tener pereza o para estar más motivado. Lo único que puede sacarte de ahí es tu propia acción. Comienza por el primer paso, con el paso más pequeño (aunque parezca insignificante) que te aproxime a tu objetivo final. Y recuerda, la acción supone caminar por el sendero, no preparar cómo caminarás por él.
Empieza por ese primer paso, aunque la pereza esté presente diciéndote que sería mejor dejarlo para otro momento, o aunque la mente te proponga otra actividad mucho más atractiva.
Échate una mano: algunos consejos para dejar de procrastinar
Aunque no exista esa solución mágica, hay algunas cosas que puedes hacer para facilitarte un poco el camino y dejar de procrastinar. Es como si en esa excursión que mencionábamos, te ayudas de unos bastones para moverte mejor por los terrenos más complicados o por las cuestas más empinadas.
1. Piensa en el largo plazo
Ya sabes que la mente siempre piensa a corto plazo y te propondrá hacer aquello que le resulte más cómodo en este momento. Pero afortunadamente, tú eres capaz de ver un poquito más allá. Trae a tu mente el objetivo a largo plazo: por qué y para qué quieres llevar a cabo esa tarea que tanto te está costando. Quizás quieras hacer deporte para tener mejor salud, empezar a hacer un trabajo para tener más tiempo libre el fin de semana o estudiar el primer tema de una oposición para conseguir un trabajo estable. Trae a tu mente todas las razones por las que estás haciendo esto y dales una dirección y un sentido, aunque suponga mucho esfuerzo en ese momento.
2. Preparar el contexto
Cuando quieras llevar a cabo una tarea que te resulta complicada o tediosa, prepara lo que necesitas, prepara el ambiente y procura que resulte lo menos desagradable y más sencillo posible. Póntelo fácil a ti mismo. Son trucos a los que recurrimos muchas veces de manera natural: preparar la ropa por la noche para hacer deporte por la mañana; poner música para limpiar; ordenar la mesa antes de trabajar o estudiar… La preparación del contexto nos va dando “pistas”. Son como las señales que nos van diciendo por dónde va la senda que queremos seguir en nuestra excursión.
3. Empieza por el principio
Aunque parezca una obviedad, es importante remarcarlo. Cuando algo nos abruma, tendemos a evitarlo. Habitualmente una tarea lleva consigo unas sub-tareas, es decir, podemos desmenuzar la tarea pendiente en otras mucho más pequeñas. Por ejemplo, para entregar un trabajo, lo primero que tengo que hacer es empezar a escribir y, para escribir, necesito encender el ordenador. Esa es la primera acción que puedes llevar a cabo: encender el ordenador.
Imagina que tienes un montón de ropa que debes colocar en tu armario. No puedes comenzar colocando cinco prendas a la vez, tienes que empezar por la primera. Poco a poco, ese montón de ropa que tenías, va estando en orden porque empezaste por la primera prenda.
4. No hay un momento perfecto
No esperes a que la situación sea la perfecta y adecuada. Recuerda: la mente te puede poner muchas excusas para que no empieces algo. A la mente le gusta la comodidad, prefiere que no hagas nada nuevo ni nada que pueda salir mal.
Tampoco tienes por qué saber exactamente cómo será el resultado de aquello que tienes pendiente, no sabes si saldrá bien o mal o si serás capaz de hacerlo. Pero si no comienzas por el primer paso, nunca lo sabrás. Haz esa ruta aunque no sepas exactamente si lloverá o no, si te caerás o si llegarás a un paisaje que te guste.
5. El auto-refuerzo
Dejar de procrastinar, hacer las cosas con pereza, enfrentarse al esfuerzo… es agotador. Así que valora lo que consigues y date un premio por ello. Un premio puede ser algo material, una actividad que haces tras terminar una tarea pendiente, unas palabras de reconocimiento hacia ti mismo por haber recorrido el camino que tanto esfuerzo te suponía… Todo eso solo lo puedes hacer tú, y está fenomenal que te lo valores a ti mismo cuando lo consigas.
Ya sabes lo que es la procrastinación y algunos ingredientes para romper con ello. Sabes que te puede ayudar pensar en lo que te traerá a largo plazo, que puedes planificar y preparar el contexto, detallar los pasos que tienes que dar para llegar a tu objetivo… Pero falta lo más importante: empezar a actuar.
Las cosas pueden salir mejor o peor, puedes sentirte más o menos eficaz, pueden darte pereza o motivarte, pero nada de eso está bajo tu control. Solo puedes decidir cuál será el primer paso para dejar de posponer aquello que llevas tiempo dejando atrás. Te propongo que saques tu lista de tareas pendientes, que escojas la que más relevancia tiene para ti y la que más disponible tengas en este momento. Piensa cuál es el primer paso más pequeño que te puede acercar ahí, por qué y para qué quieres hacerlo, prepara tu contexto, coge a tu pereza de la mano y… ¡acción!
En Therapyside contamos con varios profesionales que te pueden brindar todas las herramientas que necesitas para dejar de procrastinar.