Sácale el máximo jugo a la jornada intensiva
Con el verano a la vuelta de la esquina, muchas empresas calientan motores para activar la jornada intensiva. Básicamente, se trata de una jornada laboral más condensada que se realiza de manera ininterrumpida, con excepción de los 15 minutos de descanso obligatorio que exige la ley para las jornadas superiores a 6 horas en España.
Una práctica que tiene una gran acogida entre los empleados ya que les permite disfrutar de más horas de desconexión al día, una excelente oportunidad para pasar más tiempo en familia, disfrutar de sus pasatiempos preferidos y desconectar.
Sin embargo, lo que muchas empresas no saben es que esta modalidad de trabajo también les reporta numerosos beneficios. Más allá del ahorro energético que puede representar pasar menos tiempo en el trabajo, contar con una jornada intensiva contribuye a gestionar de forma estratégica y más eficiente el tiempo y la energía de los empleados durante una etapa en la que resulta difícil la conciliación laboral y personal.
¿Por qué es una buena idea la jornada intensiva?
Apostar por la jornada intensiva es una excelente manera de estimular el bienestar emocional y la felicidad laboral de los empleados. De hecho, los trabajadores que disfrutan de esta modalidad de trabajo durante la temporada estival ven reducidos sus niveles de estrés y ansiedad, a la vez que mejoran su estado de ánimo y su disposición a colaborar con sus compañeros y comprometerse con la organización. Sin duda, es un buen recurso para facilitar la conciliación familiar y laboral en una etapa en la que los padres deben gestionar las vacaciones escolares de sus hijos y lidiar con un horario mucho más ajustado.
Sin embargo, los empleados no son los únicos que se benefician de una jornada de trabajo intensiva, las empresas también pueden sacar provecho de esta práctica. ¿Cómo? Implementar la jornada intensiva en la compañía durante el verano puede:
1. Mejorar la productividad: Disponer de un horario de trabajo más reducido y más horas de desconexión al día, es una gran fuente de motivación para muchos empleados que pueden dedicar ese tiempo a disfrutar de sus actividades preferidas o a pasar tiempo con su familia. Como resultado no solo se sienten con más energía sino también más felices, lo cual repercute de manera positiva en su rendimiento y productividad. De esta manera, dedican al trabajo menos horas al día, pero son más eficientes en sus tareas.
2. Reducir el absentismo: Con la jornada intensiva, se reduce el índice de absentismo en la empresa. Por una parte, se debe a que con más horas de ocio al día los niveles de estrés disminuyen y, por tanto, también el riesgo de enfermar. Mientras que, por otra, puede estar relacionado al hecho de que al disponer de más tiempo libre, los empleados se sientan más comprometidos con su trabajo.
3. Promover un buen clima laboral: Cuando los empleados disfrutan de una conciliación más equilibrada y de un horario más flexible, son más felices y se mejora el estado de ánimo. Esto se refleja en sus relaciones laborales ya que tienden a ser más colaborativos y mantienen una relación más cordial con sus compañeros de trabajo. Como resultado, el clima laboral mejora y se vuelve más distendido.
5 claves para aprovechar tu jornada intensiva al máximo
No hay dudas de que la jornada intensiva es un recurso excelente para estimular la motivación y fomentar el bienestar emocional. De hecho, también es un buen aliado para mejorar la capacidad de resolver problemas y dar rienda suelta a tu creatividad. Sin embargo, lo cierto es que con un horario laboral tan ajustado, a veces se puede echar el tiempo encima, lo cual puede terminar afectando nuestro rendimiento cotidiano. Para evitar que esto suceda, te brindamos algunas recomendaciones para que pongas en práctica y puedas sacarle el máximo provecho a la jornada intensiva:
1. Planifica tus jornadas: Para evitar que el trabajo se acumule y termines dedicando más horas a las tareas pendientes, lo mejor es planificar tus jornadas con antelación. Planifica las tareas que vas a realizar cada jornada y estima el tiempo que se va a invertir en cada una de ellas. De esta manera, tendrás una idea aproximada de todo lo que te espera en tu día y estarás más preparado para afrontar la jornada. Eso sí, es importante que seas lo más realista posible para evitar sobrecargar tu día y asumir responsabilidades que no puedes gestionar en tu horario laboral.
2. Aprende a priorizar: Durante la jornada intensiva dispondrás de menos tiempo para terminar tu trabajo, por lo que deberás condensar en menos horas el trabajo que antes hacías en todo un día. Una buena manera para gestionarlo consiste en aprender a priorizar, destacando las actividades más importantes de las urgentes y las intrascendentes. De esta manera, podrás centrar tu esfuerzo en lo realmente significativo, antes de enfocarte en aquellas tareas que consumen tiempo pero no son tan importantes.
3. Delega tareas: Un truco muy efectivo para optimizar tu jornada intensiva radica en comenzar tu día laboral por las tareas más importantes mientras delegas aquellas que pueden hacer otras personas. De esa forma no solo liberas tiempo que puedes dedicar a otras funciones sino que además, se libera carga laboral pendiente.
4. Reduce el tiempo que dedicas a tareas intrascendentes: Revisar el correo electrónico, responder un mensaje de Linkedin o dedicar más tiempo del necesario a las reuniones, roba tiempo y como resultado, es probable que se termine la jornada intensiva agotado y sin haberse centrado en las tareas que en realidad son importantes. Para evitar que esto suceda, reduce el tiempo que dedicas a las tareas poco productivas para centrarte en las realmente significativas.
5. Estimula tu concentración al máximo: Estimular tu concentración no solo te permitirá sacar a la luz tu mejor versión sino también terminar un mayor número de tareas en menos tiempo. Por tanto, intenta mantener a raya los agentes distractores de tu entorno que desvían tu atención y te hacen perder un tiempo muy valioso. ¿Te resulta difícil? Prueba trabajar con una música tranquila y relajante de fondo o aplicar alguna técnica para estimular la concentración como el método Pomodoro.
Por último, no dejes de disfrutar y divertirte. A fin de cuentas, el objetivo de la jornada intensiva es regalar tiempo para la desconexión. Una práctica que no solo te ayudará a liberar la mente sino que mejorará tu estado de ánimo y te hará sentir más feliz en tu trabajo y tu vida personal.
Si lo que quieres es seguir potenciando el bienestar emocional de tus empleados, nosotros te podemos ayudar.