Aprovecha la vuelta de las vacaciones para crear hábitos
Cambiar hábitos o tener nuevos después de las vacaciones de verano no es tan fácil como se espera. La mayoría de las personas tienen dificultades para retomar actividades o construir hábitos saludables en el trabajo. Sin embargo, aprovechando la vuelta de las vacaciones, es el momento perfecto para intentar crear hábitos saludables en la oficina, que promuevan el bienestar emocional de los trabajadores.
10 recomendaciones para crear hábitos saludables a la vuelta de vacaciones
Para que este objetivo no se quede solamente en papel, sino que se pueda hacer realidad, a continuación, encontrarás 10 recomendaciones que te podrán ayudar en este proceso.
1. Reconocer que volver a las actividades es una tarea compleja
En muchos casos se piensa que los trabajadores vuelven con la misma energía tras el periodo de vacaciones. No obstante, tener este tipo de creencias puede afectar tanto al desempeño laboral como al bienestar, generando expectativas poco realistas. Volver al trabajo requiere esfuerzo y, para muchos, termina siendo una situación llena de malestar, especialmente si las vacaciones de verano estuvieron orientadas a desconectar, relajarse y tener bajos niveles de estrés. Si, además, las tareas que esperan a la vuelta no son demasiado atractivas, es completamente normal que se experimenten reacciones tras ese cambio de hábitos y que se necesite un proceso de adaptación al retomar la rutina. Es un cambio bastante abrupto y, por tanto, se requerirá reconocer y aceptar que no va a ser sencillo establecer hábitos cuando se vuelva al trabajo.
2. Eliminar hábitos poco saludables progresivamente
Los días soleados de verano están acompañados, entre otras cosas, de hábitos poco saludables. Dormir hasta tarde, comida rápida, aumentar el sedentarismo y estar gran parte del día en el móvil son algunos hábitos que se dan en el verano y se pueden mantener al volver a las actividades regulares. Eliminar un hábito de la noche a la mañana no será posible, ni es recomendable. Es mejor ser conscientes del impacto en el bienestar que produciría seguir con ellos y empezar a disminuirlos gradualmente, al tiempo que se crean otros nuevos.
3. Determinar qué hábitos son relevantes
No todo hábito que creemos “saludable” será relevante para los miembros de un equipo. Es evidente que existen unos que todos conocemos y aceptamos socialmente como respetar la misma hora para dormir, tener al menos tres comidas diarias, hacer ejercicio de forma regular y tener pausas activas dentro del espacio de trabajo. Sin embargo, la promoción de hábitos saludables debe estar enmarcada en elementos relevantes para los individuos del equipo. Por lo que se recomienda hablar abiertamente sobre cuáles de ellos trabajar para incrementar su bienestar personal y puedan vincularse mejor y aumentar su rendimiento.
4. Tener claras las motivaciones en la oficina para crear hábitos
“Un comportamiento sin propósito no servirá de nada”. Esta frase tiene sentido porque si se intenta promover un comportamiento determinado (por ejemplo, subir más las escaleras y usar menos el ascensor), sin tener presente las razones y los beneficios, no va a funcionar. Para esto, es mejor comunicar a los miembros de la oficina o del equipo de trabajo las ideas de mejora de hábitos y construir, en conjunto, lo que se obtendría si se realiza o no una determinada acción. Al hacerlo, no solo aumentará la probabilidad de que se logre, sino que también aumentará en sí misma la motivación de los trabajadores.
5. Descomponer los hábitos en actividades más pequeñas
La mejor forma de construir hábitos es siendo realista, por lo que se necesita descomponer un hábito en actividades más pequeñas y realizables. Por ejemplo, si la meta es no usar el móvil en el trabajo para redes sociales, se pueden dar pasos pequeños y paulatinos como restringir en ciertos horarios las aplicación de redes la primera semana, entrar a redes sociales solo en horas de descanso la segunda semana o cambiar las redes por comunicación directa con compañeros de trabajo la tercera semana. De esta manera, se logrará acercar al objetivo mediante las metas más concretas y semanales.
6. Dar y obtener recompensas
Para que el hábito no se vuelva algo aversivo, es importante recompensarse o recompensar a un compañero cuando logra el objetivo. No tiene que ser directamente algo tangible como dinero o una botella de vino, sino que puede ser con una felicitación, una muestra de apoyo o un reconocimiento público. También es válido recordar que esas recompensas también nos las podemos dar nosotros mismos con algo que nos guste y nos pueda servir de recordatorio para seguir realizándolo.
7. Planear y anticiparse a los problemas
Muy pocas personas planean cómo, cuándo y dónde realizarán el hábito saludable. Es necesario establecer una fecha y hora no solo para el hábito, sino también para las actividades asociadas a este. A veces no se es consciente de todo lo que se necesita para construir un hábito o lo que puede salir mal. Por ejemplo, si quisiera empezar a hacer pausas activas, debo pensar en los mejores momentos para hacerlas, el horario, que no se cruce con otras actividades urgentes, entre otras. Anticiparse y planear (con calendario a la mano) incluso las posibles dificultades que se pueden presentar ayudarán a que sean mucho más posibles de lograr.
8. Ser un ejemplo para otras personas
Cuando una persona ve a otra llevar a cabo un hábito saludable, a pesar de las dificultades que puedan surgir, va a incrementar su propia motivación por intentarlo. Más aún si es el líder el que lo realiza, ya que se tiende a valorar más cuando las personas con altos cargos realizan o no una determinada acción. Por tanto, independientemente del cargo que se ocupe en el lugar de trabajo valdría la pena ser un ejemplo para sumar a otras personas y servir de modelo.
9. Mantener una actitud positiva y de afrontamiento
Van a existir momentos difíciles, en los que habrá una mayor tendencia a ceder ante los hábitos poco saludables y se perderá motivación. Esto es parte del proceso normal de adaptación a comportamientos novedosos. Es importante no dejarse atrapar por las trampas que nos ponemos a nosotros mismos e intentar mantener una actitud positiva centrada en el objetivo y lo que lograremos al intentarlo. Piensa en la vida que quisieras tener dentro de unos años al mantener este hábito para que este sea tu motor constante.
10. Revisar los hábitos y buscar feedback
Aunque pase el tiempo y se logre construir un hábito, lo común es que se presenten varias piedras que se interpongan en el camino. Para que lo alcanzado no se deseche, es mejor solicitar feedback de los miembros de los equipos. De tal forma que, al reconocer los puntos positivos y los puntos a mejorar del hábito, se puedan hacer ajustes que favorezcan a todos por igual.
Para terminar, la construcción y el mantenimiento de hábitos saludables que puedan incrementar el bienestar no es una tarea fácil después de las vacaciones de verano. A pesar de esto, se espera que tales recomendaciones sean útiles para desarrollarlos de la mejor manera posible. Es importante no tirar la toalla, incluso cuando se cree que no se van a conseguir. La magia para realizar un hábito es intentarlo constantemente y de forma frecuente, al igual que pensar en todos los beneficios que se alcanzarán a futuro.