Bienestar emocional: nueva prioridad en las empresas
El bienestar psicológico de los trabajadores se está convirtiendo en una nueva necesidad estratégica de las organizaciones. El COVID19 ha puesto en evidencia los efectos del exceso de estrés, de la exposición a la incertidumbre y de la falta de recursos ante la inseguridad que, unidos a la carga de trabajo y el clima laboral, se han convertido en un cóctel que ha estallado mostrando cifras disparadas de bajas laborales debidas a ansiedad, estrés y depresión. Según AMAT (Asociación de Mutuas de Accidentes de Trabajo) sólo el estrés es la causa del 25% de las bajas laborales, lo que provoca que se pierdan más de 25.000 millones de euros al año.
El síndrome de burnout está a la orden del día, y no es de extrañar: el trabajo se concibe más como un mal necesario para la supervivencia y en menor medida como una fuente de realización personal.
Esto no solo es el origen de fenómenos como la alta rotación de personal o las bajas médicas frecuentes, la productividad desciende cuando las personas que sostienen la empresa no gozan de buena salud psicológica, este es el efecto más acusado de todos.
Cuando las organizaciones empezaron a analizar estos fenómenos se encontraron con el tabú de la enfermedad mental. Pareciera que todo lo que tiene que ver con la salud mental se asocia a debilidad y se ve estigmatizado; aquellas personas que manifestaban necesitar apoyo psicológico profesional se señalaban como débiles y sus problemas psicológicos pasaban a definirles como tal.
¿Qué hacer para normalizar el bienestar emocional en las empresas?
Lo primero es acabar con el estigma que rodea a la salud psicológica. Normalizar el hecho de que una persona necesite apoyo psicológico y asista a terapia como un acto normal del cuidado de nuestra salud.
Frases como “nadie me entiende”, “me dicen que lo que tengo que hacer es ser fuerte y tomar las riendas de mi vida”, “no soporto este trabajo” o “no soy fuerte, soy humano”, son propias de personas que se ven sin recursos para afrontar su día a día y que necesitarían recurrir a terapia.
Algunas ideas a tener presentes para deshacerse de los tabúes sobre la salud mental son:
- Un trastorno mental no define a una persona: es el resultado de factores genéticos, ambientales e individuales, pero no son culpa de quien los padece.
- Algunos trabajos son más estresantes que otros: empleos de la rama sanitaria, la docencia o atención en desastres, son trabajos con una mayor carga emocional para los empleados y con más probabilidad de provocar estrés y burnout. Después de la pandemia se hablaba de más del 40% de empleados sanitarios afectados de estrés.
- Muchos trastornos mentales se curan con la atención psicológica adecuada.
- Hablar de salud mental es como hablar de salud física, con toda normalidad.
- Es necesaria una mayor información sobre psicología en las empresas y, en general, en la sociedad sobre hábitos de autocuidado psicológico y hábitos de trabajo sano.
- El apoyo social es imprescindible en cualquier enfermedad mental, ya sea para fomentar su recuperación o para mejorar la calidad de vida en casos crónicos y la empresa es un grupo de referencia para el trabajador.
- Abandonar ideas que criminalizan la vulnerabilidad. De hecho, muchos profesionales afirman que es precisamente en este estado donde nace el verdadero compañerismo: se deja de ver al enfermo mental como débil y se le ayuda a recuperar su vida. Además, no son pocas las personas que exploran sus propias debilidades desde un prisma mucho más sano cuando se establecen estas dinámicas en su grupo.
Cómo mejorar el bienestar emocional de los empleados
Llegados a este punto, donde la salud mental ya es una prioridad en las empresas, muchas de ellas deciden invertir para que sea uno de sus puntos fuertes. Sin embargo, este plan debe ser estructurado y seguir una agenda estricta para garantizar su eficacia. De lo contrario, la inversión podría caer en saco roto.
Una parte importante en la elaboración de este plan es identificar los factores que producen estrés en esa compañía y escuchar a los propios empleados, como entienden su clima de trabajo y cómo mejorarían su puesto.
Ejemplos de medidas a tomar
Son varias las medidas que se pueden tomar para instaurar una buena cultura en cuanto a bienestar emocional que lleven a la empresa a ser saludable.
A continuación tienes algunas que han probado su eficacia y en las que toda empresa saludable trabaja:
- Garantiza unas condiciones de trabajo básicas: esto es lo mínimo.
- Redefine las cargas de trabajo, tanto por su cantidad como por su velocidad, de tal manera que permitan un trabajo saludable.
- Implanta un programa de educación en psicología: ayudará a los empleados a gestionar mejor sus emociones, comprender sus pensamientos y adquirir recursos de afrontamiento psicológico.
- Analiza y toma medidas en el clima de trabajo: las tensiones entre compañeros, un liderazgo inapropiado y, sobre todo, los abusos como el mobbing, son una lacra para cualquier compañía.
- Facilita la comunicación vertical: muchas personas se sienten impotentes a la hora de solucionar problemas en su puesto de trabajo porque no consiguen establecer una comunicación efectiva con sus superiores.
- Motiva a tus empleados: ten detalles con ellos, facilita su desarrollo dentro de la empresa, ofrece paquetes de beneficios. Cualquier trabajo es digno y emocionante cuando los retos se consiguen superar y tienen reconocimiento.
- Ofrece servicios de psicoterapia: muchas empresas, además de cuidar el bienestar emocional de sus empleados por sí mismas, contratan servicios de profesionales de la psicología. Esto es especialmente beneficioso para aquellos trabajos con una gran carga emocional.
Superar el tabú de las enfermedades mentales y motivar a las personas a cuidarse psicológicamente es una carrera de fondo. No obstante, el camino se debe recorrer, pues no hay empleado más eficiente que el que trabaja para vivir, así que dejemos de intentar que vivan para trabajar.
Si lo que quieres es seguir potenciando el bienestar emocional de tus empleados, nosotros te podemos ayudar.