Cómo gestionar tu frustración ante un paciente
La frustración es un sentimiento que surge cuando las personas experimentan una falta de satisfacción de sus deseos o expectativas, se les niega algo que quieren o no consiguen lo que buscan. En el ámbito profesional, los psicólogos también pueden experimentar este sentimiento, lo que puede tener un impacto en su trabajo y en la relación con sus pacientes.
Principales motivos de frustración para los psicólogos
A continuación, exploramos algunas de las situaciones que con más frecuencia pueden ser frustrantes para los psicólogos:
- Dificultades en el proceso terapéutico: los psicólogos pueden encontrarse con clientes que no están dispuestos a cambiar o que no están comprometidos con el proceso terapéutico. Esto puede llevar a una sensación de estancamiento o falta de progreso en la terapia, lo que puede ser una fuente de insatisfacción y frustración para el psicólogo. En este caso, es importante que el psicólogo reflexione sobre lo que está ocurriendo en el proceso terapéutico y se comunique con el paciente para entender mejor sus necesidades y expectativas. Es posible que el psicólogo necesite ajustar su enfoque o su abordaje terapéutico o revisar con el paciente el contrato terapéutico para adaptarse mejor a las necesidades del paciente.
- Activación de sentimientos generados por otro evento: en ocasiones, los casos pueden ser similares a otros eventos que han sido vividos como fracasos, lo cual puede reactivar esos sentimientos de frustración si no han sido trabajados previamente. En este caso, el psicólogo debe ser consciente de estos sentimientos y trabajar en ellos, ya sea con un supervisor o colega, o a través de su propia terapia personal.
- Sobrecarga de trabajo: los psicólogos pueden tener una gran cantidad de casos y responsabilidades que conllevan una carga psicológica excesiva. Esto puede generar estrés y cansancio, y dificultar el cumplimiento de los objetivos del trabajo. En este caso, es importante que el psicólogo establezca límites, priorice el autocuidado y tenga tiempo para descansar, hacer ejercicio y llevar una vida equilibrada.
- Falta de recursos: pueden tener que enfrentarse a la falta de recursos, como tiempo, presupuesto y herramientas, que pueden limitar su capacidad para ayudar a los clientes. En este caso, es importante que el psicólogo sea creativo y busque soluciones alternativas. Por ejemplo, puede buscar herramientas en línea, recursos comunitarios o establecer alianzas con otros profesionales para ampliar el acceso a los recursos necesarios.
- Comportamientos poco éticos de clientes o compañeros: los psicólogos pueden encontrarse con situaciones en las que los clientes o colegas actúen de manera poco ética. Esto puede generar sentimientos de conflicto y malestar en el psicólogo.
Recomendaciones para gestionar tu frustración ante un paciente
La frustración, aunque no es un sentimiento que resulte agradable, es un sentimiento común y cotidiano. La frustración del psicólogo puede influir en el proceso terapéutico, por lo que es importante que el profesional sea consciente de cómo esto puede afectar a su trabajo. Si la frustración se traduce en actitudes negativas hacia el paciente o falta de motivación para seguir trabajando con él, entonces, ¿qué podemos hacer con ella? En lugar de dejar que la frustración se acumule, como psicólogo es importante buscar formas saludables de gestionarla:
1. Practicar el autocuidado
Para ser un psicólogo efectivo, es crucial que aprendas a practicar el autocuidado. Dado que trabajar en esta profesión puede ser emocionalmente desafiante, es vital que dediques tiempo y energía a cuidar tu propia salud mental y física. Una forma de hacerlo es dedicando tiempo a hobbies y actividades que disfrutes y te relajen, ya que esto te permitirá desconectar de las demandas del trabajo y recargar tus energías. Además, es importante que aprendas a establecer límites saludables entre tu vida personal y profesional, para evitar el agotamiento y el estrés. Recuerda que, al cuidar de ti mismo, estarás en una mejor posición para ayudar a tus pacientes y para mantener una perspectiva positiva en tu trabajo.
2. Buscar apoyo de colegas
Compartir tus experiencias y frustraciones con otros psicólogos puede ayudarte a sentirte menos aislado. Para ello, puedes buscar grupos de apoyo o comunidades de profesionales en los que compartas las sensaciones o los sentimientos que te generan; o supervisiones en las que un profesional de la psicología más experimentado o un mentor podrá guiarte en las dudas o problemas que vayan surgiendo con los casos de los que eres responsable, lo cual puede ayudarte a procesar tus propias emociones y frustraciones, así como brindarte orientación para abordar los casos que mayor dificultad supongan.
3. Celebrar los pequeños logros
A menudo en la profesión de psicólogo es fácil caer en la trampa de centrarse en los casos en los que tus pacientes no están progresando como te gustaría. Sin embargo, es importante recordar que cada pequeño avance que logran es algo que merece ser celebrado. En lugar de centrarte en los casos más difíciles, trata de enfocarte en los pequeños logros que tus pacientes han logrado. Estos pueden ser cualquier cosa, desde una mayor apertura emocional hasta una pequeña mejora en su estado de ánimo. Reconocer y celebrar estos pequeños logros no sólo ayuda a mantener una actitud más positiva, sino que también puede ser un gran motivador para tus pacientes. Saber que están haciendo progresos, aunque sean pequeños, puede ayudarles a mantenerse comprometidos y enfocados en su proceso de curación. Así que la próxima vez que uno de tus pacientes logre un pequeño avance, tómate un momento para celebrarlo. Puede ser tan simple como felicitarles por su trabajo duro o compartir con ellos lo orgulloso que estás de su progreso. Celebra estos pequeños logros y usa esa energía positiva para seguir adelante.
4. Aceptar tus limitaciones y ser realista
Como psicólogo, es importante que aceptes tus limitaciones y reconozcas cuándo un caso está fuera de tu alcance. Aunque tu objetivo es ayudar a tus pacientes a superar sus problemas, no es realista pensar que puedes trabajar en todos los casos que se te presenten. Cada persona es única y puede requerir un enfoque diferente. Es crucial que seas realista acerca de tus habilidades y limitaciones como psicólogo y estés dispuesto a reconocer cuándo necesitas referir a un paciente a otro profesional de la salud mental. Esto puede ser especialmente importante en casos complejos o casos que requieren una especialización en particular. Al aceptar tus limitaciones y ser realista, estás haciendo lo mejor para tus pacientes, al garantizar que reciben el tratamiento adecuado y que se les brinda la mejor atención posible. No se trata de reconocer la incompetencia o la falta de habilidad, sino de asegurarse de que tus pacientes reciban el mejor cuidado posible.
5. Practicar la autorreflexión
Como psicólogo, es importante que no sólo te preocupes por el bienestar emocional de tus pacientes, sino también por el tuyo propio. Uno de los riesgos psicosociales del trabajo en la salud mental es precisamente la carga psicológica que conlleva y que puede afectar a tu propia salud mental. Por esta razón, es importante que practiques la autorreflexión y te tomes el tiempo para meditar sobre tus propias reacciones emocionales a los casos y situaciones de trabajo. La autorreflexión implica examinar tus propias respuestas emocionales a las situaciones y casos en los que trabajas. Pregúntate cómo te sientes acerca de los casos que estás manejando, cómo estás lidiando con el estrés y la presión del trabajo y cómo te estás cuidando a ti mismo. Tomarse el tiempo para reflexionar sobre estas preguntas puede ayudarte a identificar patrones de pensamiento y comportamiento que pueden estar afectando a tu bienestar emocional. Además de la autorreflexión, considera trabajar con otro psicólogo para ayudarte a procesar tus propias emociones. Un psicólogo, como bien sabes, puede brindarte un espacio seguro para hablar sobre tus experiencias en el trabajo y ayudarte a identificar y trabajar a través de tus emociones.
En resumen, es importante que los psicólogos aprendan a manejar la frustración en el trabajo de manera efectiva para evitar que afecte a su desempeño y bienestar. El primer paso se inicia detectando por qué surge ese sentimiento. Una vez se ha detectado cuál es el origen y las causas de este, debemos conocer las formas saludables con las que podemos poner fin a la frustración. Así, los psicólogos pueden hacer uso de diversos recursos para ayudarles a manejar su frustración y mejorar su práctica clínica, como el autocuidado, la supervisión clínica o el apoyo de colegas en grupos de discusión.
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