Terapia de Pareja
14/7/2025
4
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Cuándo funciona la terapia de pareja, cuándo no y qué puedes hacer si estás en crisis

La terapia de pareja suele dar muy buenos resultados cuando dos personas deciden acudir a un profesional con el objetivo de mejorar su comunicación, resolver conflictos y recuperar la conexión emocional que quizá han ido perdiendo con el tiempo.

Sin embargo, no siempre es la mejor opción. Hay situaciones en las que es más adecuado que cada uno trabaje individualmente en sus propios procesos, especialmente cuando uno o ambos miembros presentan dificultades personales que interfieren significativamente en la dinámica de pareja.

Asimismo, en determinadas crisis de pareja, la opción más saludable a nivel psicológico puede ser la disolución del vínculo, en lugar de perpetuar una relación basada en el sufrimiento y que ya no hay manera ni objetivo de aportar bienestar.

En este post hablaremos de esos casos y escenarios en los que la intervención terapéutica conjunta no es la herramienta más útil para superar la distancia o el malestar que hay entre dos personas.

En qué casos no funciona la terapia de pareja

1. Cuando el problema lo tiene uno de los dos

En ocasiones, la dinámica de pareja se ve afectada no tanto por un problema relacional, sino por dificultades personales de uno de los miembros. Esto puede deberse a patrones de conducta repetitivos desadaptativos en sus relaciones, experiencias traumáticas previas o incluso por la existencia de algún problema añadido presente que interfiere en el vínculo.

Ante una situación de este tipo, es más adecuado iniciar un proceso de psicoterapia individual especializada en autoestima que permita trabajar estas cuestiones personales antes –o en paralelo– a una intervención conjunta. La terapia se podría plantear como un refuerzo para comprender al otro y como un apoyo adicional.

2. Cuando una persona fuerza a la otra

Para que una terapia de pareja funcione, es imprescindible que ambas personas participen de forma voluntaria y comprometida. Si uno de los miembros se siente presionado u obligado a acudir, o no está dispuesto a implicarse en el proceso terapéutico, los avances serán muy limitados.

La motivación intrínseca y la disposición al cambio son condiciones necesarias en cualquier proceso de trabajo psicológico. Uno de los principios básicos en las relaciones de pareja saludables es el de la libertad. Si uno quiere recurrir a esa ayuda, pero el otro no, no os interesa acudir a un psicólogo de pareja puesto que ésta intervención perderá sentido y efectividad.

3. Cuando el objetivo de la terapia no está claro

Cuando acudís a una terapia para mejorar vuestra relación, lo tenéis que hacer para superar los problemas que os separan como pareja. Puede ser un problema de comunicación, de incomodidad o de cualquier otra índole. No es aconsejable que acudáis juntos a un psicólogo para que la otra persona os quiera más o que os quiera como os gustaría que os quisiera.

Pareja en terapia de pareja online

Cada persona tiene una manera de expresar sus sentimientos, tiene una personalidad y una forma de actuar. Es importante el respeto y la comprensión hacia el otro, dejando la manipulación a un lado.

En ocasiones, los dos, o uno de los dos, se siente incómodo en un tratamiento de este tipo y no quiere hablar de sus intimidades ni de sus problemas. Es fundamental que el terapeuta os genere confianza para que podáis abriros, ese es el primer paso para que os ayude a resolver la situación que atraviesa vuestra relación.

Aquí puedes realizar un test de pareja para analizar tu situación actual.

4. El perfil del terapeuta no es el más adecuado

La elección del terapeuta también influye de forma significativa en la eficacia de la intervención. Es fundamental recurrir a la ayuda de un profesional especializado en relaciones de pareja, ya que las dinámicas relacionales requieren una mirada sistémica y herramientas específicas.

Por otra parte, el hecho de que una terapia no haya funcionado antes no significa que la relación está rota. Tal vez no funcionó porque alguno de vosotros no se sentía cómodo a la hora de realizar los ejercicios, ni tampoco con el profesional.

Aunque existen algunas pautas generales, es importante que la terapia se adapte a vuestro caso concreto y sea personalizada. El éxito de la terapia también depende de lo cómodos que os sintáis con el terapeuta y la forma en la que llevéis a cabo los ejercicios propuestos en consulta.

El tipo de terapia también debe ser adaptado a vuestras necesidades. Muchas veces el simple hecho de cambiar de terapeuta puede mejorar la situación ya que puede reactivar el proceso y abrir nuevas vías de trabajo que no se habían contemplado. Que una terapia no haya funcionado puede ser algo puntual. Intentad en este caso buscar un profesional con otro tipo de orientación. Es importante asegurarse de contactar con un profesional cualificado y con experiencia.

5. La ruptura de la pareja es inevitable

Si uno de los dos ya tiene muy claro que quiere romper, la ruptura de la pareja será inevitable, independientemente de que se acuda o no a una terapia para resolver la situación. En este caso acudir a una terapia de pareja no tiene sentido terapéutico puesto que el proceso no será constructivo al no existir un proyecto común que reconstruir.

Es más, no tiene sentido hacerlo porque no se pueden poner cadenas a las relaciones, y si un miembro ha decidido romper, no pondrá de su parte para que se repare la unión. En ese caso, solo se alargaría lo que no tiene futuro y el sufrimiento y desgaste emocional sería mayor.

Lo más adecuado en estos casos es aceptar la realidad del vínculo y si es necesario contar con apoyo psicológico individual para transitar el duelo de forma saludable.

6. Cuando el daño emocional es demasiado grande para la terapia

Existen algunas acciones y situaciones que rompen de forma tan profunda la confianza, que la reconstrucción del vínculo se vuelve inviable. La confianza es otro de los pilares de una relación y en la unión entre dos personas ha de primar el respeto. Infidelidades continuadas, engaños sostenidos en el tiempo o dinámicas en la relación marcadas por abuso emocional y desprecio, pueden dejar huellas y heridas difíciles de reparar. 

Aunque en algunos casos se puede trabajar para recuperar el vínculo, no todas las personas están dispuestas ni emocionalmente preparadas para ello. En estas circunstancias, forzar una terapia de pareja puede cronificar el sufrimiento en lugar de aliviarlo.

La terapia de pareja es muy efectiva cuando en una relación los dos queréis seguir juntos y superar vuestras diferencias. Los dos queréis atravesar con éxito las fases por las que pasa cualquier tipo de unión, pero no sabéis cómo hacerlo. En esos casos, cuando los dos estáis dispuestos a poner de vuestra parte, a mejorar, a corregir y a crecer, es cuando un psicólogo de pareja os brindará las herramientas para que podáis seguir juntos y mejorar las bases de la relación.

7. La separación, a veces, puede ser positiva

La separación no debe interpretarse como un fracaso, sino como una salida adaptativa ante una relación que ya no ofrece bienestar ni crecimiento. En el momento en que una relación está completamente rota, puede ser una decisión más que adecuada y positiva. En ocasiones, la incompatibilidad de valores, objetivos vitales o formas de vivir el amor hace que mantener la relación sólo genere frustración y desgaste.

No es saludable aferrarnos a las relaciones, ni tampoco a las personas con las que mantenemos dichas relaciones. Hay veces en las que a este tipo de conclusiones se llega con una terapia de pareja, y en estos casos puede que ésta misma os sirva de ayuda para tomar decisiones y enfrentaros a los miedos; además os puede acompañar en el proceso de cierre de una forma respetuosa y consciente.

No siempre existe un amor para toda la vida, ni tampoco es aconsejable que sigáis juntos por el simple hecho, por ejemplo, de tener hijos. Muchas familias procrastinan la ruptura hasta que sus hijos se hagan mayores o hasta encontrar el momento adecuado. Sin embargo, los momentos adecuados no existen porque la vida no es perfecta. Siempre habrá curvas e imprevistos que nos desconcierten. Habrá momentos que escapen a nuestro control.

El momento es ahora porque el futuro lo desconocemos. En cuanto a los niños, los hijos quieren a sus padres por lo que son, no porque estén juntos. Es más valiente separarse a tiempo que condenar a que tus hijos crezcan en el seno de una familia cuyos padres ya no se quieren o ya no se respetan. Esas situaciones solo crean modelos de conducta que en un futuro es posible que ellos repitan.

Por ello, a veces tomar distancia es lo más saludable tanto para la pareja como para los hijos, en el caso de que los haya. Una separación bien gestionada puede prevenir daños mayores y sentar las bases de un vínculo más sano en el futuro.

Así que si tenéis problemas de pareja y los dos estáis de acuerdo en resolverlos, lo mejor es que acudáis a terapia de pareja para superar la distancia y los problemas que os separan. Sin embargo, en las situaciones que te hemos contado, este tipo de terapia no funciona.

En qué casos sí funciona la terapia de pareja

Aunque existen circunstancias donde la terapia de pareja no es recomendable, hay muchos otros escenarios donde puede ser muy beneficiosa. La clave está en que ambos miembros de la pareja estén dispuestos a trabajar activamente en el proceso, a escucharse, a comprenderse y a asumir su parte de responsabilidad.

La terapia de pareja funciona especialmente bien cuando:

  • Ambas partes desean mantener la relación y están abiertas al cambio.
  • Existe aún un vínculo emocional y afectivo fuerte, aunque esté cubierto por capas de conflicto o distancia.
  • Se reconoce que algo no va bien, pero no se sabe cómo solucionarlo sin ayuda externa.
  • Se busca aprender nuevas herramientas de comunicación, gestión emocional o resolución de conflictos.

La terapia no es un parche, sino un proceso. Y cuando hay compromiso, puede abrir caminos insospechados hacia una conexión más profunda.

Cuando hay problemas de comunicación

La mayoría de las parejas no se separan por falta de amor, sino por falta de entendimiento. La comunicación deficiente es uno de los motivos más frecuentes por los que se busca ayuda profesional.

En este contexto, la terapia de pareja puede ayudar a:

  • Identificar los patrones tóxicos de comunicación, como el sarcasmo, la crítica destructiva o el silencio.
  • Fomentar la escucha activa, que implica prestar atención real sin interrumpir ni juzgar.
  • Aprender a expresar emociones y necesidades de forma clara, directa y respetuosa.
  • Disminuir los malentendidos y mejorar la calidad de los intercambios diarios.

Cuando aprendemos a hablar con el corazón y a escuchar con empatía, muchas tensiones se disuelven antes de convertirse en conflicto.

Conflictos repetitivos que nunca se resuelven

¿Tenéis discusiones en bucle que se repiten una y otra vez? En estos casos, la terapia de pareja puede ser especialmente útil.

Este tipo de conflictos suele estar relacionado con:

  • Diferencias de valores o expectativas no habladas.
  • Necesidades emocionales que no se expresan de forma clara.
  • Heridas pasadas que no han cicatrizado del todo.

El trabajo con un psicólogo especializado ayuda a:

  • Explorar qué hay debajo de esos conflictos reiterativos.
  • Cambiar la forma en la que se afrontan las diferencias.
  • Aprender a negociar sin herirse, priorizando la conexión por encima de la victoria.

Sensación de desconexión emocional en la relación

Hay momentos en los que, sin grandes discusiones, una pareja siente que se ha distanciado emocionalmente. Es una especie de frío silencioso, donde los gestos de cariño escasean y la complicidad se ha esfumado.

La desconexión emocional puede estar causada por:

  • Estrés acumulado (laboral, familiar, económico).
  • Cambios vitales importantes (nacimiento de hijos, mudanzas, pérdidas).
  • Rutina y falta de tiempo de calidad en pareja.

La terapia puede ayudaros a:

  • Reconstruir el vínculo afectivo.
  • Recuperar la intimidad (no solo sexual, también emocional).
  • Redescubriros como pareja, no solo como compañeros o padres.
  • Reavivar la chispa desde un enfoque realista y afectivo.

¿Cuánto de efectiva es la terapia de pareja?

Una de las preguntas más comunes es si la terapia de pareja realmente funciona. La respuesta es sí, pero con matices.

La eficacia depende de varios factores:

  • La motivación real de ambos miembros para mejorar la relación.
  • La calidad del vínculo: si hay afecto, respeto y voluntad de cambio, las posibilidades de éxito aumentan notablemente.
  • La experiencia y orientación del terapeuta, que debe adaptar el enfoque a las particularidades de cada pareja.
  • El momento en que se solicita ayuda: cuanto antes se pida, más fácil será trabajar los conflictos sin que se enquisten.

Diversos estudios apuntan a tasas de éxito que rondan el 70% en parejas comprometidas con el proceso. Y aunque no siempre el resultado sea “seguir juntos”, muchas veces la terapia permite:

La terapia de pareja no es una solución mágica, pero sí una herramienta poderosa muy potente si se usa en el momento y contexto adecuados. Como hemos visto, no siempre es la mejor opción, y forzarla puede generar más daño que beneficio. Pero cuando hay amor, respeto y voluntad real de cambio, la terapia puede abrir espacios de encuentro que antes parecían imposibles.

Reconocer que necesitáis ayuda es elegir mirar de frente los problemas en lugar de huir de ellos. Y en ese camino, contar con el acompañamiento de un profesional especializado puede marcar la diferencia entre seguir acumulando malestar… o empezar a construir una relación más sana y consciente.

No todas las historias tienen un final feliz en pareja, pero sí pueden tener un cierre sano y lleno de respeto.

Si sentís que algo no va bien entre vosotros, preguntaros con sinceridad: ¿Queremos entendernos mejor? Si la respuesta es sí, quizá ha llegado el momento de pedir ayuda.

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Andrea Menéndez

Artículo escrito y revisado por Andrea Menéndez | Psicóloga Sanitaria especializada en ansiedad (Gestión emocional), sexualidad y terapia de pareja

Isabel Aranda

Artículo escrito y revisado por Isabel Aranda | Graduada en psicología, con n.º de colegiada M-13497. + 10 años de experiencia como psicóloga general sanitaria.