Transfobia y homofobia: ¿qué comportamientos las esconden?
La homofobia y la transfobia son dos formas de discriminación, estigmatización y violencia basada en la orientación sexual y la identidad de género que sufren cientos de personas cada año alrededor del mundo. De acuerdo con la American Psychological Association (APA), por un lado, la homofobia hace referencia a la aversión o rechazo hacia las personas homosexuales, quienes sienten atracción física, emocional y/o erótica hacia personas de su mismo sexo. Por otro lado, la transfobia es la aversión o rechazo hacia las personas trans, cuya identidad de género se identifica con un sexo distinto al asignado al nacer.
La homofobia y la transfobia agrupan una serie de comportamientos discriminatorios que son basados en prejuicios, creencias y actitudes negativas hacia personas que no son heterosexuales (atracción hacia personas del otro sexo) y/o cisgénero (su identidad y expresión de género concuerdan con el sexo asignado al nacer). La evidencia científica muestra que la homosexualidad y la transexualidad no están relacionadas con problemas psicológicos en absoluto, pero tener una identidad diversa a los cánones tradicionales aún a día de hoy puede generar un mayor nivel de vulnerabilidad a situaciones de discriminación y, por ende, a diferentes problemas de salud mental.
Algunos datos sobre la homofobia y la transfobia
Asimismo, para entender el impacto de la homofobia y la transfobia, algunos datos alrededor del mundo son:
- La homofobia y la transfobia han disminuido en los últimos 50 años, pero se pueden encontrar insertas en diferentes ámbitos que van desde lo gubernamental y legal, hasta aspectos más cotidianos asociados con el trabajo, la educación o la salud, entre otras áreas.
- En términos de derechos, de acuerdo con ILGA WORLD, todavía existen 70 países que criminalizan por ley las relaciones entre parejas del mismo sexo.
- Un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) señala que, en algunos países, las personas LGTBIQ+ son víctimas de violencia física y psicológica extrema como la tortura, la ejecución extrajudicial y la trata de personas.
- Se ha comprobado que las personas LGTBIQ+ tienen cuatro veces más probabilidad de experimentar violencia en comparación con personas no LGTBIQ+
- La violencia contra las personas LGTBIQ+ es evitable y existen medidas que se pueden tomar para prevenirla y combatirla.
Comportamientos que esconden homofobia y transfobia
Una de las principales estrategias para combatir la discriminación es reconocer que la homofobia y la transfobia pueden esconderse en comentarios y comportamientos sutiles de los que muchas veces no somos conscientes. Por tanto, para contribuir a generar concienciación al respecto, a continuación enumeramos siete ejemplos cotidianos de comportamientos que esconden homofobia y transfobia junto a las explicaciones basadas en diferentes investigaciones psicológicas sobre el tema.
Comportamientos relacionados con la homofobia
- Realizar comentarios como “eso es muy gay” hacia actitudes, formas de vestir o actuar: se asocia directamente la homosexualidad con algo negativo o con algo que no está bien, incluso si se menciona en broma.
- Asumir de antemano que la persona está en una relación heterosexual: ocurre muy menudo al preguntar “¿tienes novio/novia?” en lugar de “¿tienes pareja?”. Un estereotipo común es creer que todas las personas son heterosexuales, por lo que preguntarle a una mujer por su pareja asumiendo que es un hombre, y viceversa, puede invalidar la orientación sexual de las personas homosexuales.
- Mencionar “no sabía que eres gay/lesbiana, no se te nota”: al hacer este comentario se asume que la homosexualidad se asocia con características particulares de la personalidad o la forma de actuar que probablemente son estereotipos. Implica de manera errónea que las personas pueden saber la orientación sexual de otra persona únicamente por su apariencia personal, considerando que la homosexualidad es algo fuera de lo común que tiene que saltar a la vista.
- Asociar la homosexualidad con estereotipos de género: como, por ejemplo, creer que todos los hombres homosexuales son afeminados o que todas las mujeres lesbianas son masculinas. Esto implica que hay una forma “correcta” de ser hombre o ser mujer, lo que se basa en creencias erróneas de género y que no tienen sustento alguno. Igualmente, puede ocasionar que las personas homosexuales se sientan excluidas al no encajar en los “moldes” establecidos por la sociedad.
- Comentarios del tipo “yo estoy bien con la homosexualidad mientras no se metan conmigo”: este comentario refleja un comportamiento velado de exclusión o rechazo hacia la homosexualidad, puesto que sugiere que se trata de algo que tiene una repercusión negativa y que sólo es aceptado cuando no afecta directamente.
- Expresar que la homosexualidad es una desviación: refleja una clara actitud negativa que sugiere que hay algo “inmoral” o “incorrecto” en esa orientación sexual, lo que puede generar sentimientos de vergüenza, culpa y rechazo.
- Cuestionar la necesidad de que se celebren eventos como el Día del Orgullo: el Día del Orgullo se ha establecido como una forma de celebrar la diversidad sexual y de género, y recordar la lucha contra la discriminación, violencia y exclusión social que ha vivido la población históricamente. Al cuestionarlo se asume que la lucha por los derechos y la igualdad de las personas LGTBIQ+ no es tan importante o necesaria como para otros grupos de personas.
Comportamientos relacionados con la transfobia
- Utilizar el nombre o los pronombres incorrectos: utilizar de forma reiterativa pronombres masculinos (si es una mujer trans) o pronombres femeninos (si es un hombre trans), al igual que el nombre asignado al nacer, puede traer graves consecuencias psicológicas. De hecho, un estudio menciona que utilizar el “nombre escogido” afirma la identidad de género de las personas trans y reduce riesgos de problemas psicológicos como la depresión y el suicidio.
- Sugerir que una persona trans no es una mujer o un hombre de verdad: este comportamiento refuerza la idea de que la identidad de género está determinada únicamente por la asignación del sexo al nacer o a los genitales. La identidad y expresión de género son experiencias personales subjetivas que no se definen únicamente por factores biológicos, sino también por factores psicosociales y culturales.
- Expresar “no pareces trans” o “no le digas a nadie que eres trans porque no lo pareces”: estos comentarios están basados en estereotipos que manifiestan que las personas trans son todas iguales físicamente y, al mismo tiempo, que ser una persona trans es algo vergonzoso y su único objetivo en la vida sería “no parecer trans”.
- Preguntar a una persona trans acerca de su "verdadero" género o sobre si se ha sometido a una cirugía de reasignación de sexo: hacer estas preguntas puede invalidar las identidades de género y sugiere que este es algo que se determina por una cirugía o por criterios externos. Además, son preguntas que invaden la privacidad de las personas y es importante mencionar que no todas las personas trans se realizan procesos quirúrgicos. Cada persona es única y tiene autonomía en la toma de decisiones.
- Creer que la identidad de género de una persona trans es una elección y que se puede "curar": las identidades de las personas trans no son ni una elección ni algo que se puede curar, es más una parte fundamental de la experiencia personal de cada individuo. La evidencia científica comprueba que la identidad de género se forma a lo largo de la vida y no puede ser “cambiada” o “curada” porque no es algo negativo. Por último, es importante entender que las experiencias de vida trans comienzan desde la primera infancia y no únicamente desde la adolescencia o adultez como se pensaba antes.
- Creer que las personas trans no deben utilizar baños públicos o vestuarios que correspondan con su identidad de género: esto sugeriría que las personas trans son peligrosas o inapropiadas y refuerza el estigma y la exclusión social que enfrentan en la sociedad. Una forma de discriminación común que sufren las personas trans se relaciona con el hecho de acceder a espacios o servicios públicos como los baños. De hecho, investigaciones han demostrado que las personas trans enfrentan una mayor violencia y acoso en estos espacios cuando son obligadas a usar los baños que no corresponden con su identidad de género.
- Creer que las personas trans se van a arrepentir de su proceso de tránsito: el proceso de tránsito (realizar procedimientos médico-quirúrgicos) es una decisión personal que se toma después de una cuidadosa reflexión y deliberación. Además, el miedo a que las personas trans se arrepientan de su proceso de tránsito puede estar influenciado por mitos y estereotipos negativos sobre la comunidad trans, que la comunidad científica ya ha refutado.
Consecuencias psicológicas de la homofobia y la transfobia
La homofobia y la transfobia pueden contribuir a provocar dificultades psicológicas en las personas que las sufren, entre las cuales se encuentran:
- Ansiedad y depresión: pueden provocar sentimientos de aislamiento, rechazo y desesperanza, pudiendo conducir a problemas de salud mental como la ansiedad y la depresión.
- Baja autoestima: pueden llevar a las personas LGTBIQ+ a sentirse inferiores o no valoradas, lo que puede tener un impacto negativo en su autoestima y autoconcepto.
- Estrés postraumático: personas LGTBIQ+ que han sido víctimas de violencia o abuso pueden desarrollar trastorno de estrés postraumático (TEPT), lo que puede provocar una variedad de síntomas.
- Problemas de relaciones interpersonales: la discriminación y el rechazo pueden llevar a la soledad y el aislamiento social.
- Dificultades escolares y laborales: la exclusión social puede afectar el rendimiento académico y a las oportunidades laborales de las personas LGTBIQ+.
- Riesgo de suicidio: las personas LGTBIQ+ tienen un mayor riesgo de intentos de suicidio y suicidio completado, debido a la discriminación y la falta de apoyo social.
- Homofobia y transfobia interiorizada: muchas personas homosexuales o trans pueden llegar a interiorizar la propia discriminación y opresión social, que llevaría a altos niveles de autocrítica, culpa y vergüenza. Algunos ejemplos, serían un hombre gay al que le incomodan las personas homosexuales o una mujer trans que se siente avergonzada con su identidad de género y puede llegar a autolesionar su cuerpo.
Es importante destacar que la homofobia y la transfobia no sólo afectan a las personas LGTBIQ+, sino también a sus familias y amigos cercanos. Por lo tanto, es fundamental que tanto estas como personas cercanas puedan recibir orientación en servicios psicológicos. Existen profesionales de la psicología con un enfoque afirmativo en diversidad sexual y de género que permitirá prevenir efectos nocivos en la salud mental e intervenir en las dificultades psicológicas asociadas con tener una identidad diversa a la esperada por las normas socialmente establecidas.
En Therapyside encontrarás profesionales que te pueden aconsejar, apoyar y ayudar a alcanzar tu mejor versión.
En síntesis, la homofobia y la transfobia son dos tipos de discriminación basadas en la orientación sexual e identidad de género. Para poder reconocer algunos comportamientos de homofobia o transfobia en la vida cotidiana hemos dejado plasmados ejemplos de cada uno. Es importante entender que estos son sólo algunos ejemplos, puesto que la homofobia y la transfobia surgen en diferentes espacios tanto públicos como privados. Adicionalmente, estos son sólo dos tipos de discriminación de las múltiples que existen hacia las personas LGTBIQ+. Depende de cada persona trabajar y contribuir a la prevención y erradicación de la homofobia y la transfobia para crear una sociedad más inclusiva y respetuosa.